Capeando el temporal

Estamos en pleno desarrollo de la pandemia con sus consabidos impactos sanitarios, económicos y sociales. En todos estos aspectos, la industria tecnológica juega un rol clave para paliar, parcialmente, sus efectos.

Claramente, la primera preocupación que surgió fue si la red de telecomunicaciones en general y de Internet en particular estaba en condiciones de soportar la mayor demanda por su capacidad. Hasta el momento, luego de dos semanas de aislamiento forzoso, la respuesta de la red fue positiva. Se estima que está funcionando en alrededor de un 70% de su capacidad máxima (con lógicas y marcadas variaciones según las zonas y redes), lo que está bastante bien en el contexto actual, pero que en el mediano plazo requerirá de inversiones adicionales para tener más margen, especialmente considerando que en condiciones normales el tráfico crece entre un 30 a 50% anual. Esto no sólo requerirá de ampliaciones de capacidad (pesos y dólares) sino también de seguir avanzando fuertemente en minimizar las restricciones municipales que suelen encontrar los operadores a la hora de instalar antenas o tender cables. Quizás esta crisis sirva para cortar ese nudo gordiano al que se enfrentan cotidianamente.

En línea con esto, esta semana, con el aval del Enacom, la estatal Arsat junto a Claro, Datco, Movistar y Telecom firmaron un acuerdo para proporcionarse soporte cruzado en caso de incrementos sustanciales en el tráfico de datos en sus redes mayoristas. Implica que, en situaciones de cortes o saturación de algunos tramos, podrán desviar el tráfico de una red hacia otra para mantener la fluidez. Esto es importante no sólo para la conectividad de sus propios clientes finales, sino también para los operadores minoristas en general, sean cooperativas, PyMEs y no tan PyMEs. Sin embargo, conviene aclarar que este acuerdo no tendrá ningún impacto en el caso en la saturación o cortes se produzcan dentro de las redes minoristas. En este caso, lo que suceda será responsabilidad de cada ISP.

Por otra parte, en el marco de acuerdos entre Enacom y los tres operadores móviles (dos de ellos además los principales operadores fijos) se acordaron algunas medidas para aliviar el impacto económico del aislamiento, principalmente para los segmentos de menores recursos. Por un lado, se acordó retrotraer el precio de los servicios prepagos móviles y de telefonía básica a los valores de fines de 2019. Una medida que impacta en el 59% de las líneas en servicio. Adicionalmente, se estableció el criterio de zero rating de datos móviles para navegación en los portales nacionales de los Ministerio de Educación y de Salud. Esto significa que el acceso a los contenidos allí alojados no se descuentan del paquete de datos contratado por el usuario.

Por otra parte, también se está bonificando el roaming, algo fundamental para los miles de argentinos que quedaron varados en el exterior que podrán al menos mantenerse comunicados mientras gestionan su retorno.

Adicionalmente, se acordó reforzar la infraestructura para el contacto telefónico de los servicios vinculados a la pandemia, ampliando su capacidad de atención. En la misma línea, también se incluyó la provisión de conectividad móvil y fija en los diversos hospitales de campaña que se están montando en diversas zonas del país.

Pero así como la cuarentena llevó a un mayor consumo de servicios de telecomunicaciones, ésta impactó muy negativamente fabricantes y vendedores de celulares e informática, ya afectados por la recesión preexistente. Porque si bien hoy las necesidades de comunicación y de computación son mayores, incluyendo a aquellos que entraron en la modalidad de teletrabajo, el aislamiento forzoso llevó a los locales que venden estos productos a cerrar sus puertas. Además, no podían en principio tampoco utilizar el canal online debido a las limitaciones en la entrega, lo que obligaba a postergarlas hasta el fin de las restricciones de circulación. Una situación que llevó a una caída del 50% en las ventas durante la primera semana del aislamiento. Sin embargo, el gobierno decidió incluir a estos productos (entre otros) dentro de la categoría de “esenciales”, autorizando entonces la entrega inmediata.

El delivery de estos productos tiene ahora un nuevo protocolo para velar por la salud de los compradores y de los encargados de su entrega. Estos usarán desinfectante de manos y/o alcohol en gel. Además, para evitar el contacto, ya no se pedirá la firma del recibo de entrega, ni los distribuidores podrán ingresar al hogar ni desembalar el producto. Adicionalmente, no se computará el período de cuarentena en los plazos de devolución de productos. Por supuesto, esto no evitará los problemas de stock, con varias plantas y depósitos cerrados por el aislamiento. Habrá que arreglarse con los stocks existentes en el canal.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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