AutorEnrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

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Algunas semanas atrás [ver “Hardware censor”] comentábamos el rol de censor que se autoadjudican las empresas de tecnología. En el caso de Google, se debió al cambio de términos y condiciones para el desarrollo de apps para sus Google Glass, lo que dejó fuera del negocio a los contenidos para adultos. La empresa detrás de la primera app que motivó este cambio no se quedó de brazos cruzados y lanzó el primer film pornográfico grabado, en parte, con este chiche tecnológico. Aquí el trailer, no explícito (si bien está en YouTube se recomienda discreción en su reproducción) y bastante satírico. El porno siempre a la vanguardia tecnológica.
[N de la R: La mención a este film en nuestra página en Facebook hizo que fuera visto el quíntuple de veces que el promedio de cualquier otra publicación. Chanchitos…]

Con un as en la manga

Cuando el consumo de video por Internet (en sus variantes legales e ilegales) comenzó a ganar relevancia en los EE.UU., surgió el fenómeno de los “cord cutters” (cortadores de cable) para describir a aquellos consumidores que cancelaban sus abonos de TV paga (típicamente por cable, de allí su nombre) para suplir este consumo con los contenidos accedidos vía Internet, sumándole (a veces) alguna opción de TV lineal gratuita. Aunque incipiente, el fenómeno ya es cuantificable en aquel país. En Argentina, si bien el consumo de contenidos vía Internet es importante, aún no ha tenido el mismo efecto, conviviendo las opciones de TV paga tradicional con las de Internet. Esto surge del informe “La TV en tiempos de Internet – 2013”, recientemente publicado por Carrier y Asociados.
Dentro de las variantes de oferta de TV lineal (donde también se incluye a la TV abierta analógica y la TDT), la TV paga cuenta con algunos recursos que si bien no llegan a contrarrestar totalmente el avance de los contenidos de TV vía Internet, por lo menos pueden retrasar su avance mientras ésta desarrolla estrategias para minimizar su impacto. Actualmente, esos recursos son: oferta de contenidos significativamente mayor a la de las alternativas lineales gratuitas, mejor calidad de imagen en comparación con la TV abierta analógica (no así con la TDA) y la incorporación de una creciente oferta de contenidos en HD, cuyo atractivo se vio potenciado por el predominio de la venta de televisores LCD/LED que soportan este formato y que suman una base instalada de más de 6 millones de equipos. Se puede estimar que aproximadamente la mitad de éstos no está conectados a un servicio HD.
Particularmente, la incorporación del HD le da a la TV paga un plus tanto por sobre el streaming vía Internet como por sobre la TV tradicional. Las transmisiones en HD superan en calidad de imagen y fluidez en comparación con lo que se obtiene respecto del streaming desde Internet (particularmente el ilegal). Por otra parte, su imagen notablemente mejor hace que en la comparación, la TV tradicional tenga una calidad que termine resultando inaceptable para quien se acostumbró a la alta definición. Sin dudas, el salto a la digitalización, tanto en el caso de la TDA como de la TV paga en HD, permite estirar la vigencia de la oferta, más aún si se combina esta capacidad técnica con la transmisión de contenido en vivo atractivo, como deportes y actualidad. Pero no será la única opción, sino que convivirá con el consumo a demanda proveniente de Internet, incluyendo a las propuestas OTT.
Por lo pronto, la TV paga con HD se convierte en un fuerte atractivo para los inmigrantes, segmento donde TV lineal e Internet conviven armoniosamente. No es el caso de los nativos, quienes tienden a consumir menos contenido lineal y que si bien se sienten atraídos por propuestas HD, tienen más reparos debido a las limitaciones económicas características de esta etapa vital.
Considerando la diferencia generacional, quizás la mayor amenaza para la TV paga no sean los cord cutters. El lento pero inexorable recambio generacional seguramente dará lugar a un nuevo tipo de consumidor: aquél que nunca contrató servicios de TV paga (como sí lo hicieron sus padres) y que por lo tanto no es alguien que lo dé de baja. Este grupo está compuesto por nativos que comienzan a vivir solos y toman decisiones de consumo distintas a las de sus padres. Se trata de veinteañeros cuya probabilidad de contratar un servicio de TV paga es menor ya que siempre accedieron a todo lo que le interesa desde Internet (y gratis). No obstante, a favor de la TV por cable juega el hecho de que cuenta simultáneamente con una infraestructura de banda ancha. Así, aún en el caso de que las generaciones más jóvenes no conciban pagar por el servicio de TV tradicional, sí lo harán por banda ancha, con lo que seguirán siendo clientes. En este escenario, el up sale será un servicio de video bajo demanda.

¿Se frena la explosión?

En los últimos tiempos, el mercado mundial de smartphones parece haber ingresado en una etapa esquizoide. Los volúmenes de ventas no pararon de crecer en los últimos años y ya nadie duda que en pocos años más no haya otro tipo de celular que no sea un smartphone. Sin embargo, los últimos resultados de los fabricantes de estos dispositivos se caracterizaron por haber sido decepcionantes para el mercado inversor. Le pasó a Apple, Samsung, Nokia y Blackberry, que a pesar de crecer en unidades vendidas lo hicieron por debajo de las expectativas de los inversores. Pero si una misma situación se repite entre grandes jugadores es un indicador de que el mercado está cambiando y que los inversores fueron muy “bullish” (como se dice en la jerga cuando hay expectativas positivas) sin tener en cuenta que nunca las tasas de crecimiento se mantienen indefinidamente. Ayuda a entender mejor qué es lo que está sucediendo prestarle atención a otras noticias. Una, la de la desaceleración en la renovación de smartphones. La otra, que en EE.UU. ya casi todos los principales operadores móviles lanzaron agresivas propuestas de renovación de terminales.
Esta semana surgió un dato interesante de un estudio hecho por UBS que indica que la tasa de renovación de los smartphones (el número de usuarios que actualizó su equipo) cayó un 9% en el 2012 y proyecta que se reducirá al 2% en el 2013. La causa de esta desaceleración estaría en que muchos usuarios renuevan sus equipos con menos asiduidad ya que no ven innovaciones de peso en los nuevos modelos que los motiven a hacerlo. Lo cual, objetivamente, parece bastante razonable. Así, aunque con menos luminarias, los fabricantes son conscientes de que deben desarrollar propuestas de gama media y baja atractivas que le aseguren volumen aunque ciertamente menos rentabilidad.
Paralelamente, y casi en simultáneo, los principales operadores de servicios móviles en los EE.UU. lanzaron diversos planes que, en base a un pago mensual, aseguran la renovación de sus terminales sin cargo adicional. Con matices, es algo que hicieron tanto T-Mobile como AT&T y Verizon. A primera vista, parece simplemente un cambio para el usuario, para quien el smartphone deja de ser una inversión para pasar a ser un gasto mensual. No obstante, esta movida implica un importante beneficio para los operadores.
Actualmente, la industria se encuentra en medio de un agresivo despliegue de redes LTE que les cuesta miles de millones de dólares que deben amortizar y rentabilizar rápidamente. Esto se logra por dos caminos. Por un lado, incentivando a un mayor uso de servicios de datos generado por dispositivos más veloces. Cabe recordar que en aquél país los abonos de datos no son tarifas planas sino que están asociadas al consumo. Por el otro, y quizás más importante, migrando sus clientes de smartphones a LTE para capitalizar la mayor eficiencia de esta tecnología en el manejo de datos respecto de las 3G. Adicionalmente, un pago mensual por un terminal a renovar en el futuro adelanta ingresos al operador al tiempo que fideliza a sus clientes, manteniéndolos fuera del temido churn (o tasa de deserción).
Así, queda claro que la desaceleración en la actualización de los smartphones no es sólo una preocupación de los fabricantes de los mismos. También lo es de los operadores. Claro que esta situación se dará en los mercados donde ya se haya comenzado un despliegue razonable de redes LTE. No será el caso de Argentina por un tiempo.

Concentración vs. competencia

La regulación del mercado de las comunicaciones móviles es muy delicada ya que siempre hay que estar haciendo equilibrio entre eficiencia y competencia, partiendo del uso de un recurso finito y escaso como es el espectro.
En línea con lo comentado la semana pasada [ver “Vientos cambiantes”], en EE.U. se ve claramente el proceso de concentración en el negocio móvil, donde sólo las grandes redes logran escalas que las hacen competitivas en tecnología y cobertura, lo que se traduce en un gran número de clientes. Operadores pequeños (regionales y que apuntan a segmentos definidos, como el prepago) no pueden resistir.
En los últimos meses se produjeron varias operaciones emblemáticas entre grandes operadores y operadores regionales o de segmento. T-Mobile adquirió MetroPCS, Sprint hizo lo propio con US Cellular, y esta semana AT&T anunció su intención de comprar Leap Wireless. De concretarse estas operaciones, la cantidad de abonados a operadores regionales pasará de los 22 M que tenía en el 2012 a unos 8 M. Pero un elemento que surge de estas operaciones no es tanto adquirir abonados sino espectro en distintas frecuencias. Lo que pone en evidencia dos cosas: que a los operadores regionales tienen dificultades para lograr escalas apropiadas para usufructuar ese espectro y que a los grandes operadores le hace falta más espectro.
Este proceso de concentración, que se da naturalmente en la industria móvil, va en contra de una mayor competencia. Con operadores pequeños que no pueden ofrecer cobertura nacional, sus alternativas son desaparecer o buscar las escalas necesarias a través de asociaciones. Esta es la lógica detrás de la postura de crear redes mayoristas, las cuales permiten la existencia de operadores medianos y chicos que puedan agregar comunicaciones móviles a su oferta de telefonía fija, banda ancha y/o TV.
Lo que está sucediendo en EE.UU. es un indicador del camino que tendría que tomar la estatal Arsat para realmente hacer una diferencia en el mercado celular. Sería más interesante que Arsat optara por este modelo antes que intentar competir directamente con los operadores establecidos. Bajo un formato mayorista, promovería una mayor competencia e igualdad de oportunidades para operadores pequeños que pueden usufructuar los beneficios para ellos inalcanzables de moverse en un sector que requiere de un bien escaso: el espectro.

Linkeando

  • Lo que pudo ser: Como consecuencia de su habilitación para ofrecer servicios de TV, las cooperativas están avanzando en el despliegue de éstos de la mano de una interesante actualización tecnológica, como es la FTTH (fibra hasta el hogar). Lástima que esto no se aplica al resto de las empresas de telecomunicaciones, teniendo en cuenta de que son muchas más que simplemente Telefónica y Telecom. [STnews]
  • Bajando a tierra: Interesante artículo que marca las diferencias entre marketing y realidad. O entre lanzamientos rutilantes y base instalada. En este caso, aplicado al caso smartphones. [Movilandia]
  • El tiempo pasa: Cuando desde distintos ámbitos se reclama una mayor celeridad en la definición del modelo para 4G y la correspondiente modalidad de asignación, desde el gobierno afirman que primero hay que tener andando lo que ya hay. Sin embargo, nada impide que se avance en paralelo. Mientras tanto, ya hay casi 200 redes LTE disponibles comercialmente a nivel mundial. [Telecompaper]

Twits selectos

Sacame la antena

Esta semana Google Maps introdujo una característica interesante a su funcionalidad Street View: usando esta capacidad en la Torre Eiffel se accede a una vista panorámica de París como si se estuviera allí arriba (aunque sin hacer las interminables colas). Un dato curioso a destacar: no se ve ninguna antena de celular en las terrazas (perdón, es deformación profesional). Si no se quieren meter en Google Maps, podrán verlo desde aquí.

La TV no es móvil

En los últimos años, y en base a distintas tecnologías, se intentó llevar la TV a los celulares. Se probó con las redes celulares convencionales, pero éstas no fueron pensadas para este tipo de servicio. Casi en simultáneo se desarrolló una red móvil dedicada íntegramente al broadcasting, MediaFlo, que duró apenas 4 años hasta que la “desenchufaron”. Ahora se intenta con la TDT, pero nada hace pensar que la cosa será distinta. La razón está en que por su formato, características técnicas y de uso, el celular no es el ámbito indicado para consumir video lineal,aquél donde es el emisor quien decide qué y cuándo emitir, no el usuario, lo opuesto al consumo bajo demanda. Esto surge del informe “La TV en tiempos de Internet – 2013”, recientemente publicado por Carrier y Asociados.
Independientemente de si se trata tanto de video lineal como bajo demanda, el uso del celular para consumir este tipo de contenidos sólo tiende a ser atractivo para los segmentos más jóvenes (nativos). Siempre al alcance de la mano, suelen hacer mayormente uso de esta posibilidad estando dentro del hogar y particularmente si se dispone de conexión WiFi. Su uso se circunscribe mayormente al consumo de contenidos cortos (videos tipo YouTube, clips) muchas veces vinculados desde redes sociales o plataformas de mensajería. Así el contenido se accede bajo demanda, vía streaming, dando lugar a un consumo espontáneo y puntual.
La TV lineal no se adapta al uso en movilidad. Y no sólo porque generalmente la duración de sus contenidos (típicamente de entre media y una hora) exceden lo aceptable desde este tipo de dispositivos. En movimiento no siempre se pueden manejar los tiempos. Si, por ejemplo, durante una emisión el usuario debe abordar un colectivo, la TV lineal no espera. Por otra parte, son pocos los contenidos que se desean consumir en vivo, como puede ser un evento deportivo. Y en estos casos, choca contra los límites físicos de la pantalla del dispositivo, poco apta para este tipo de material. A esto se suma que el video genera mucho consumo de batería, tanto por estar la pantalla funcionando a pleno como por el uso de las capacidades de transmisión (sea 3G, 4G, WiFi o TDT).
Con todos estos elementos en contra, surge entonces la pregunta de por qué se sigue insistiendo con llevar la TV a los celulares. La respuesta básicamente es porque se puede. Que es distinto a que se quiere. Algo brillantemente expresado en este video.

Vientos cambiantes

Todo cambia. También los modelos regulatorios, que pueden ser exitosos en un momento y dejar de serlo en otro. Esto puede verse claramente cuando se comparan los mercados de la telefonía móvil en los EE.UU. y Europa a lo largo de los años.
Hasta hace poco menos de una década atrás, Europa estaba a la vanguardia en materia de desarrollo de las comunicaciones móviles. Gracias a su estandarización bajo la tecnología GSM, no sólo se lograron economías de escala sino también interoperabilidad. Así fue que en el viejo continente despegó con toda la furia el servicio de SMS, mucho antes que en los EE.UU. También fue donde primero se adoptaron tecnologías 3G (aunque la subasta del correspondiente espectro terminó desangrando a varios operadores). Esta estandarización ayudó a que fueran fabricantes de ese origen quienes marcaran el ritmo: Nokia  (Finlandia), Ericsson (Suecia), Siemens (Alemania). Esta visión centralizada y con más intervención regulatoria en materia tecnológica le dio a Europa varios cuerpos de ventaja frente a los EE.UU., donde, fieles a su filosofía de laissez-faire, se propició la competencia de tecnologías. Por este motivo, todavía hoy en aquél país conviven distintas formas de comunicación móvil y sus evoluciones: CDMA, GSM, algo de WiMax y hasta hace muy poco también iDen. Por lo tanto, durante varios años los EE.UU. estuvieron detrás de Europa en cuanto al desarrollo de los servicios móviles.
Pero en los últimos años, esta relación comenzó a invertirse. El primer impulso fue el desarrollo de los smartphones, especialmente a partir del lanzamiento del iPhone en 2007, pero que luego se potenció con la popularización de Android como sistema operativo. Así, en pocos años, los EE.UU. se ubicaron a la vanguardia tecnológica en terminales. De lo grandes fabricantes europeos, hoy sólo subsiste Nokia, quien aún lucha por su futuro, aunque de la mano de una empresa estadounidense, Microsoft. El hecho de que los teléfonos se convirtieran en verdades computadoras de bolsillo trasladó naturalmente el centro de gravedad al Silicon Valley, sede de Apple y de Google.
Pero más interesante es observar lo que pasó con las empresas que prestan el servicio. Luego de un proceso de consolidación, donde diversos operadores regionales terminaron formando parte de actores nacionales, hoy 4 operadores móviles con red propia concentran el 96% de los abonados, compitiendo libremente en precios. Y cuando casi se convierten en 3 (por el intento de AT&T de adquirir T-Mobile) el regulador lo bloqueó, considerando que ya tanta consolidación sería perjudicial para la competencia.
Distinto es el caso de Europa, donde cada país tiene típicamente entre 3 y 4 operadores con red propia, pero a nivel continental pasan a ser decenas para una población total que es apenas un 56% mayor que en los EE.UU. Evidentemente, las escalas europeas hacen a sus operadores menos eficientes. Y esto no se debe a que no haya habido intentos de fusiones, sino que muchas veces los reguladores ponen trabas a las mismas. Adicionalmente, hay una fuerte tendencia, sobre todo a nivel europeo, no ya nacional, a fijar las tarifas, como ya viene sucediendo con el roaming, un ítem muy relevante habida cuenta de la movilidad intracontintental. El problema para los operadores es que se trata al europeo como un mercado único a nivel ingresos pero no a nivel costos. Por lo tanto, hay frenos a la baja de costos y presiones sobre los ingresos. Una combinación que puede ser letal. Así las cosas, hoy los operadores europeos reclaman que el foco de la regulación esté en facilitar inversiones (léase fusiones y adquisiciones) en lugar de que se le administren los precios.
Ante este panorama, es comprensible que las tecnologías 4G hayan despegado más lentamente en el viejo continente que en los EE.UU. Y otro dato interesante: empresas estadounidenses como AT&T buscan ahora expandirse a Europa, donde varios operadores se muestran permeables, no así los reguladores. Años atrás, eran las europeas las que salían a la conquista de nuevos mercados (como fue el caso de Telefónica cuando adquirió Bellsouth).
La moraleja de este racconto es que quizás no hay un modelo regulatorio que sea mejor que otro. Al menos no a lo largo del tiempo. Más allá de las posturas ideológicas que siempre marcan el norte, una industria como la tecnológica requiere de mentes flexibles en materia regulatoria, para poder adaptarse a entornos muy cambiantes que requieren de respuestas distintas según los momentos.

Para atrás

Las malas noticias siguen llegando para el mercado mundial de PC. Es que el Q2 de 2013 mostró nuevamente una caída de dos dígitos: -11,4% para IDC y -10,9% para Gartner. Pero más preocupante que la foto es la tendencia, ya que con éste van 5 trimestres consecutivos con crecimiento negativo.
Todo parece indicar que se trata de algo más que de un período excepcional para los fabricantes de PC. Sin dudas que las tablets mucho tienen que ver en esto, ya que por un lado compiten por el presupuesto a la hora de renovar una PC, y por el otro, comienzan a convertirse no ya en un complemento sino también en un sustituto de la PC. Con precios que arrancan en casi US$ 200 (o menos) frente a los US$ 400 de las PC más baratas, las tablets son muy atractivas para un segmento importante de la población que quiere informatizarse mayormente para consumir contenidos (medios online, videos, música) y socializar (Facebook, Twitter, mensajeros instantáneos, mail). De esta forma, principalmente en mercados emergentes, las tablets pueden lentamente convertirse en una alternativa a las PC.
Por supuesto, la industria de PC dejó de negar esta situación y busca adaptarse. Por algo Microsoft está apostando tanto a otros dispositivos (como celulares y consolas). O, como en el caso de Intel, que decidió darle a su división Atom (los procesadores para dispositivos móviles) la misma relevancia que a la de Core (los procesadores de PC). También está Lenovo, hoy el nº 1 en ventas de PC, buscando lentamente convertirse en un fabricante global de smartphones.
En Argentina el escenario comienza a reflejar lo que pasa en el mundo, aunque con algunos elementos distorsivos. Factores como el plan Conectar Igualdad o las restricciones a la importación y al giro de divisas, alteran el normal desenvolvimiento del mercado. Así se torna difícil una comparación año a año por lo cambiante del contexto. No obstante, la caída en ventas de PC en el 2012 respecto del 2011 fue del orden del 30%, al tiempo que el mercado de tablets creció un 114% en 2012. No obstante, por el momento un 98% de los usuarios de tablets también tiene una PC (como surge del informe “Acceso a Internet y tecnología residencial”) por lo que el proceso de sustitución recién comienza a darse pero sin dudas crecerá en los próximos años.
En el futuro próximo, esta distinción entre PC y tablets no será tan evidente, ya que como respuesta a esta situación, se estima que habrá una mayor oferta de equipos convertibles, que básicamente serán un híbrido entre notebook y tablet. Dispositivos más cercanos a una ultrabook aunque con la posibilidad de desacoplar el teclado. Aunque probablemente la brecha de precio frente a una tablet siga siendo significativa. Así, difícilmente el formato PC vuelva a lograr los niveles de antaño.

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