A pesar de las aparentemente ilimitadas funcionalidades de los smartphones, el uso de éstos en el ámbito de las PYME en Argentina se centra alrededor de cuatro aplicaciones: mail, mensajería instantánea, localización y redes sociales. Una combinación que a la vez marca el potencial para la adopción de aplicaciones cuyo uso sea más específico para la actividad. Esto surge del informe “Telecomunicaciones móviles en PyMEs – 2013” recientemente publicado por Carrier y Asociados.
De este set básico, las aplicaciones basadas en la mensajería son las que más interés despiertan. El mail lidera en popularidad, utilizado en el 96% de los casos, seguido por la mensajería instantánea, en el 81%. Esta última registró un gran avance en el último año, cuando tenía una penetración del 52%. Sin dudas la combinación de BBM (con Blackberry como plataforma más popular en el segmento) con Whatsapp (promovido principalmente por la plataforma Android) dio un fuerte impulso a la adopción de este tipo de aplicación.

Por otra parte, el hecho de que prácticamente todo smartphone actual incluye la funcionalidad de GPS combinado con el posicionamiento vía antenas, hicieron que la adopción de aplicaciones de localización pasara del 25% al 58% en el último año.
Se trata de las mismas aplicaciones que despiertan interés en las PYME que aún no utilizan smartphones. La excepción son las redes sociales, muy poco mencionadas por estas últimas. Aparentemente, la atracción por el uso de éstas es posterior la adopción de los smartphones en la empresa.
Este set básico de aplicaciones tiene la particularidad de ser interoperable e independiente de la plataforma. Es decir, los mails pueden ir de un Blackberry a un Android, los mensajes instantáneos de un Android a un Windows Phone, Google Maps está disponible para todas las plataformas actuales y cualquiera cuenta con una aplicación de Facebook o Twitter. Por lo tanto, para estas aplicaciones la plataforma no es determinante, por lo que no es raro ver convivir varias de éstas en una misma organización (tal como describiéramos anteriormente en “Aprendiendo a convivir”).
El tema será entonces relevante cuando las empresas comiencen a tomar conciencia de la conveniencia de tener algún tipo de control y administración sobre los móviles. Algo que por el momento es todavía una rareza, pero que seguramente comenzará a ser más habitual en un futuro no muy lejano.

La semana pasada, la industria móvil tuvo su pico de presencia mediática con motivo del MWC (Mobile World Congress) que se realizó en Barcelona. Y si bien no hubo anuncios explosivos, lo que allí pasó sirve para tomar el pulso de la industria y ver cuáles son los temas del momento.
Uno de los problemas que enfrentan los operadores móviles tiene que ver con los altos costos de instalación y mantenimiento de la infraestructura. Desde sitios para instalar antenas, las propias antenas, el backhaul. Por eso desde hace un tiempo, en diversos países se comenzó a dar una tendencia a que empresas que compiten en el mercado logren acuerdos para compartir parte de sus infraestructuras.
El mercado de plataformas de smartphones en el segmento PYME en Argentina tiene dos grandes actores: Blackberry y Android. El primero es el campeón en ejercicio, el segundo, el desafiante. Esto surge del informe “
En los últimos tiempos, y cada vez más presente en el humor de los usuarios argentinos, los servicios de telefonía móvil son blanco de quejas varias: imposibilidad de cursar llamadas, comunicaciones que se “caen”, navegación por Internet al ritmo del dial up de fines de los 90, etc. Diversos factores se combinan para dar un resultado que no por habitual deja de ser preocupante: la demanda por capacidad de las redes es superior a la oferta de éstas. Y para llegar a esta situación hay responsabilidades compartidas entre Estado (en distintos niveles), operadores y, también, usuarios.
El devenir del mercado de comunicaciones móviles y más particularmente el rol del Estado en la materia se ha convertido en un juego de intrigas, donde abundan los rumores y especulaciones y escasean las certezas.