Bye, bye privacidad

ByeTodos quienes usan Internet son concientes de que hacerlo implica ir dejando un tendal de huellas potencialmente muy peligrosas para la preservación de la intimidad. Pero cuando este efecto no deseado se potencia por la decisión de un juez ante un pleito entre privados, la cosa se pone muy fea.

 

Como consecuencia de un demanda por violación a los derechos de autor que Viacom entabló contra Google (YouTube), el juez interviniente no tuvo mejor idea que asegurarle a Viacom el acceso al historial de todos los videos vistos en YouTube, incluyendo el nombre de usuario de los televidentes y su IP.

 

La medida es ridícula desde varias ópticas. Hubiera sido más entendible que se exigiera esa información para individualizar a quien subió el video con contenido protegido, pero no de aquél que sólo lo vio. Por otra parte, desde el punto de vista técnico, conocer la dirección IP no aporta demasiado, ya que la mayoría utiliza direcciones dinámicas. Esto significa que las mismas no identifican constantemente al mismo usuario sino que se van reasignando. En fin, una estupidez. El mayor riesgo está en la identificación vía nombre de usuario, por más que en muchos casos están asociados a información falsa o escasa, con lo que poco pueden aportar a una identificación.

 

Mirando por encima del bosque, se hace evidente cuál será el flanco por el cual se atacará a Google en el futuro. Es cada vez más claro su papel de líder de una era tecnológica, así como antes fueron IBM y, todavía, Microsoft. Pero mientras a estos dos se los acusó por prácticas monopólicas, lo mismo no es viable en el negocio de Google. No obstante, la empresa igualmente tiene su talón de Aquiles, y éste es el de la privacidad, habida cuenta de la gran información que maneja. En esto entran no sólo los sitios que releva con su buscador, sino también toda la información asociada a usuarios, que va desde búsquedas realizadas hasta mails enviados y recibidos (especialmente entre usuarios de Gmail). En síntesis, un verdadero Big Brother que si bien afirma regirse por su moto “Do no evil”, ya ha dado muestras de que la carne es débil (como cuando aceptó “sugerencias” del gobierno chino en cuanto a qué resultados mostrar en su país) o que se la pueden debilitar, como es el caso de una decisión de un juez, por más estúpida que ésta sea. Por lo tanto, no debería llamar la atención que en el futuro surjan más y más cuestionamientos por ese lado.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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