Como en aquel slogan de Pepsi de los años 80, en la Internet argentina ya puede sentirse “el sabor de la nueva generación”. Esto se debe a que actualmente los usuarios pertenecientes a lo que generacionalmente se denomina nativos digitales (8,2 millones de usuarios) ya superan en número a sus antecesores, los inmigrantes digitales (7,8 millones de usuarios). Este cambio cualitativo es sin dudas más trascendente que el cuantitativo que indica que aproximadamente unos 16 millones de argentinos usan la red.
Se consideran nativos digitales a las generaciones nacidas a partir de mediados de la década de los 80, que se criaron en un mundo donde las tecnologías digitales crecientemente formaron parte del paisaje cotidiano. Como consecuencia, se trata generalmente de personas cuya aproximación a la tecnología es natural y desprovista de paradigmas perimidos, lo que influye para que sean quienes marquen las nuevas pautas de consumo y uso de la tecnología.
Por otro lado, se consideran inmigrantes digitales a aquellos usuarios nacidos antes de mediados de los 80, que se criaron en un mundo analógico y que, con distintos ritmos y grados de profundidad, se fueron amoldando al nuevo escenario. No obstante, muchos de los paradigmas del mundo analógico siguen presentes y se manifiestan en el uso y actitudes ante las “nuevas” tecnologías. De éstos, sólo un grupo de no más de 2 millones de personas pertenece a lo que se podría denominar inmigrante adaptado, que siguiendo la metáfora de la inmigración, es aquél que habla el idioma local sin acento o con muy poco. Es decir, tiene comportamientos y consumos más en línea con los nativos que con el la mayoría del resto de su generación.
Es importante destacar que, en lo que hace a los productos y servicios tecnológicos así como a aquellos impactados por la tecnología, la variable generacional suele explicar mucho más que otras variables de segmentación tradicionales como el nivel socioeconómico, el sexo o lugar de residencia. Ya lo dice el proverbio (supuestamente árabe), “el hombre es más hijo de su tiempo que de sus padres”.
El dato de que los nativos superen a los inmigrantes no es en absoluto menor. Si se consideran que son las generaciones nativas las que impulsan las nuevas maneras de abordar la tecnología, que le están dando forma a la Web 2.0, que no usan mail y prefieren otros tipos de comunicación (como mensajeros, redes sociales, etc.), evidentemente lo que vivimos hasta ahora puede considerarse un poco como la prehistoria de Internet. No por nada los mayores éxitos de la red (caso Google, YouTube, Facebook, WordPress) no fueron logrados por avezados hombres de negocios sino por jóvenes con poca experiencia profesional pero que entendieron antes que sus generaciones predecesoras cómo era esto de Internet.
Para las empresas cuya actividad esté ampliamente impactada por Internet, este cambio de poder generacional que, por razones demográficas sólo puede acentuarse con el paso del tiempo, tiene fuertes implicancias y no debe ser soslayado. Hay que tener presente que en la actualidad las primeras camadas de nativos digitales están ingresando a la vida adulta, trabajando, teniendo ingresos propios y, por lo tanto, tomando decisiones de consumo autónomas. Y si lo que se les ofrece huele a rancio, no dudarán una décima de segundo en buscar lo que quieren en otro lugar.
La verdadera revolución comienza ahora.