Ajoostado

Una serie de noticias que se produjeron esta semana indican que Joost, uno de los pioneros de la Web TV abandona su sueño para convertirse en otra promesa incumplida. La seguidilla incluyó la renuncia de su CEO, el despido del 77% de su personal y el reenfoque de su negocio para convertirse en una plataforma de marca blanca para compañías de medios.
Cabe recordar que en su momento, año 2006, la empresa generó mucha expectativa en cuanto a que servía de adelanto sobre cómo sería la evolución de la distribución del contenido en video en la era de Internet. Bajo el nombre código de Project Venice, la empresa fue fundada por dos exitosos emprendedores de Internet: los fundadores de Kazaa y de Skype.
Enamorados de la tecnología P2P que tantas satisfacciones les había dado, quisieron replicar el modelo para la distribución de video, con el objetivo de lograr una mejor calidad de video que la ofrecida por YouTube. Pero para ello se requería que el usuario descargara e instalara un software cliente. Esto fue un error por dos motivos. Por un lado, al no utilizar Flash como hace YouTube, se dejaba de lado a la gente sin conocimientos o sin ganas de instalar un software en su máquina sólo para conectarse a un único proveedor. Por el otro, al no ser una aplicación basada en la Web, careció de un elemento básico para la popularidad de un sitio: la referenciación online de los usuarios, vía mails,  mensajes instantáneos, blogs o sitios tradicionales. Más tarde, Joost reparó este error, lanzando el año pasado una versión Web, pero ya era tarde. Los efectos de red habían dado su veredicto.
Esta situación llevó a que Joost también fracasara en términos de contenidos. YouTube jugó siempre al filo de la legalidad, aceptando que sus usuarios suban contenidos que a veces infringen el copyright para sacarlos a pedido del damnificado, y mientras tanto su popularidad no para de crecer. Por su parte, Joost buscó estar dentro de la legalidad en cuanto a los contenidos ofrecidos. Por esta razón, no contempló nunca tener contenidos subidos por los usuarios, enfocándose a lograr acuerdos con los productores. Pero éstos no estaban atraídos por su escasa popularidad, prefiriendo hacer las cosas por su lado, lo que dio lugar a sitios como Hulu.
Así, Joost quedó en el peor de los dos mundos. No logró formar parte del establishment de los contenidos en video (caso Hulu) ni tampoco desarrollar una masa crítica de usuarios (caso YouTube). El resultado, falta de contenidos atractivos para los usuarios y, consecuentemente, falta de ingresos por publicidad. Y así, los efectos de red le jugaron en contra. Ahora, entonces, tratará de sobrevivir como proveedor tecnológico para empresas de medios. Un negocio que en el mejor de los casos estará muy lejos de los ingresos que habrían proyectado en su business plan original.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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