Más allá del acto en sí, y ya entrando en un terreno más político vinculado al sector tecnológico, los resultados sin dudas cambian el escenario.
La derrota del oficialismo fue celebrada no sólo por sus opositores en la elección. En algunos casos el mercado mostró su optimismo, cuando el lunes posterior a la elección las acciones del Grupo Clarín subieron un 30%. Este alza estaba vinculada seguramente con la creencia de que, debilitado políticamente, el gobierno no podrá avanzar con su proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. No obstante, el interventor del COMFER anunció que enviarán el proyecto de ley antes de la asunción de los legisladores recién electos.
A pesar de esto, y tal como lo mencionáramos tiempo atrás, una ley de estas características, que naturalmente provoca tensión entre dos de los cuatro poderes (el ejecutivo y la prensa), debería ser tratada durante los primeros dos años de gestión de un nuevo gobierno (convengamos que el actual tiene seis), cuando la popularidad y por lo tanto la fuerza de éste se encuentra en la cresta de la ola. Hoy, con el oficialismo debilitado por la derrota y con un congreso donde las fuerzas cambiarán no sólo como resultado de las altas y bajas de legisladores sino también por el previsible surgimiento de tránsfugas que se acomodarán al calor de los nuevos polos de poder, el tratamiento de una ley de éstas características tiene pocas chances de éxito.
Otro proyecto de ley conflictivo que corre riesgos de morir nonato es aquel conocido como el “impuestazo tecnológico”, que apunta a modificar impuestos internos y porcentajes de IVA de determinados productos tecnológicos. Si para muestra basta un botón, vale destacar que esta semana el gobierno nacional decidió retrasar hasta septiembre la baja en la alícuota de Impuestos Internos que se aplicaría sobre los productos electrónicos fabricados en Tierra del Fuego (medida que podía tomar el ejecutivo sin pasar por el Congreso). Esta marcha atrás se debió a que el gobierno no quiere perder recursos fiscales, menos aún cuando la mencionada ley no tiene asegurada su aprobación. Así, si en septiembre las modificaciones en los impuestos que requieren tratamiento parlamentario no estuvieran aprobadas, no sorprendería que la rebaja mencionada se vuelva a postergar o se archive hasta nuevo aviso.