Habemus iPad, ¿y ahora?

Luego de mucha expectativa, sobre todo mediática, finalmente llegó a los comercios el nuevo dispositivo de Apple que no encaja con exactitud en ninguna de las categorías más difundidas de los dispositivos TIC (notebook, netbook, smartphone).
Lo más llamativo de todo el proceso fue la manija dada por los medios. Quizás atraídos por historias épicas, el periodismo se esmeró en presentar al iPad como un nuevo iPhone en términos de impacto en el mercado y en la sociedad. Por supuesto, no faltó el intento de regenerar el atractivo de mostrar a los fanáticos haciendo cola y acampando antes de que abrieran los comercios que vendían el dispositivo, tal como sucedió en su momento con el iPhone. Claro que esta vez había menos gente, por lo que los planos eran más cortos.
Esta expectativa mediática no se dio únicamente en los EE.UU. (donde Apple tiene una presencia relevante). También se tuvo lugar en Argentina, donde el culto a Apple es de práctica cuasi clandestina. La cosa es que el lanzamiento del iPad ocupó espacio relevante en diarios de circulación nacional así como en noticieros televisivos locales. En exceso quizás habida cuenta de los intereses del público argentino.
Lo cierto es que en EE.UU. todo estuvo más tranquilo de lo anticipado. Inclusive las 300 mil unidades vendidas inicialmente decepcionaron a muchos o al menos no estuvieron a la altura de las expectativas generadas.
Más allá de si el iPad se convierte en un éxito de taquilla o no, lo que sí podría suceder es que el concepto de las tablets finalmente termine con el modelo de one size fits all (o talle único) de las computadoras personales. En el futuro las aguas podrían quedar divididas entre equipos cuya función principal sea el consumo de contenidos y la comunicación casual y limitada (tablets) y otros que apunten más a la generación de contenidos (notebooks/netbooks), como escribir, calcular, diseñar, etc. Aquí está quizás la gran diferencia entre el iPad y las tablets lanzadas hasta el momento. Mientras que el iPad se posiciona claramente como una ventana a los contenidos, las tablets fueron presentadas originalmente como un formato distinto de algo conocido: las computadoras portátiles.
Con roles más definidos, probablemente las tablets impacten en las ventas de notebooks y netbooks, aunque esto no debería ser una preocupación para los fabricantes de éstas que serán los mismos que los de las tablets. Y en su conjunto, tablets, notebooks y netbooks formarán un mercado mayor al que actualmente componen estas dos últimas categorías. Así, los consumidores tendrán equipos más ajustados a sus necesidades y los fabricantes tendrán mercados mayores. Todos felices.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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