Efecto netbook

En los últimos meses se repiten las noticias de Estados (tanto a nivel provincial como nacional) entregando netbooks para el sector educativo, tanto a alumnos como a docentes. Sólo el plan nacional contempla la entrega de 3 millones de equipos de aquí al 2012. Más allá de su impacto a nivel educativo, sin dudas que el hecho de equipar a los alumnos con computadoras portátiles tendrá un efecto beneficioso para la industria, especialmente la nacional.
Para poner las cifras en perspectivas y poder medir más el impacto de los distintos planes, conviene recordar que el año pasado se vendieron unas 900 mil computadoras portátiles, contabilizando tanto notebooks como netbooks. De esta forma, sólo los 3 millones de equipos provistos por el gobierno nacional en 3 años equivalen a más que duplicar las ventas totales de portátiles del año 2009. Sin dudas, un aporte que se hará sentir.
Por otra parte, la industria local recibirá un fuerte impulso, ya que se exige que al menos el 50% de las unidades sean de producción nacional. Se podrá argumentar en contra, diciendo que no hay igualdad de oportunidades para los fabricantes internacionales frente a los locales. Pero también es bueno remarcar que si el objetivo es fomentar una determinada actividad, se trata de una medida más sana que subir impuestos a los productos importados, como fue la base del impuesto tecnológico que entró en vigencia a fines del año pasado. Y la prueba está en que los productores de Tierra del Fuego pidieron autorización para fabricar portátiles dentro de sus condiciones normales de operación, es decir con sus ventajas tradicionales que ya tienen pero sin apelar a la distorsión impositiva adicional que significó el mencionado tributo.
Hay que considerar que convocar a la fabricación nacional de esta forma sirve para incentivar a una industria que ya existe (representa aproximadamente la mitad del mercado de PC), tiene logística y soporte. Es decir, no se está inventando una industria desde cero (con el aprendizaje que conlleva) sino que se está potenciando lo existente.
Para verlo por el contrario, este fue quizás el error de poner metas tan altas de producción a los fabricantes de conversores para TDT, una industria prácticamente inexistente hasta ese entonces. La consecuencia fue que finalmente tuvieron que importar de apuro ante la incapacidad de entrar en un ritmo de producción tan ambicioso en tan poco tiempo. Y así y todo no se pudo cumplir con el objetivo fijado inicialmente en relación a los 600 mil conversores que debían estar distribuidos antes del inicio del mundial de fútbol. Apenas si llegaron a los 40.000.
Sin dudas, un avance en cuanto a políticas de industrialización, por más que quede mucho camino por recorrer.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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