Encantador de serpientes

La semana pasada, diversos medios locales e internacionales publicaron el anuncio realizado por el ministro de Desarollo de Recursos Humanos de India según el cual aquél país prevé desarrollar una computadora portátil estilo iPad a sólo US$ 35. La introducción del equipo en las instituciones educativas se realizaría a partir del 2011, si bien afirmaron que todavía se encuentran en una etapa de negociaciones con fabricantes globales para iniciar su producción masiva. Quizás entusiasmado por los flashes, el funcionario subió la apuesta, indicando que con el tiempo el equipo bajaría su costo a US$ 20 primero y US$ 10 después. Hasta aquí, la noticia.
Cuando se leen estos anuncios, se hace inevitable recordar aquellos realizados oportunamente por Nicholas Negroponte años atrás, afirmando que tenían todo cerrado para producir una netbook que costaría US$ 100. La historia es bien conocida. La OLPC nunca pudo alcanzar esos valores, sino que estuvieron por encima de los US$ 200. Y a pesar de esto, no tuvo el éxito esperado. Sí fue exitoso el concepto, que es el mismo detrás de las netbooks educativas que se están instalando en Argentina en estos tiempos, pero el producto en sí tuvo un éxito relativo (quizás el más importante sea el de Uruguay). Y nunca se pudo llegar a estos US$ 100 tan marketineros.
¿Qué nos puede hacer pensar que ahora India pueda producir una tablet a US$ 35? En primer lugar, se trata de un costo inferior al de un teléfono celular barato, sin considerar que la tablet tiene más memoria, almacenamiento y pantalla (táctil además). Por otra parte, como decía el anuncio, aún no tienen cerradas las negociaciones para su fabricación, con lo cual nadie puede asegurar que ese sea el costo real. Finalmente, India se destaca en tecnología en el desarrollo de software y la provisión de servicios. Pero no fabrica procesadores ni otros componentes necesarios, los que deberá importar a precio internacional.
Para cerrar, un dato no menor. El anuncio fue hecho por un político que ya en el pasado realizara otro de características similares. El equipo se llamaba Sakshat, aunque nunca superó la etapa de anuncio. ¿Por qué creerle esta vez? Será por el efecto de la computación en las nubes, aunque no hay que confundir vapor con humo, que es lo que nos están vendiendo desde lejanas tierras.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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