La intención de llevar la TV al celular no es nueva, como tampoco lo son los sucesivos fracasos por hacerlo. Todo indica que llevar los contenidos de la TV de una pantalla que tiende a crecer a otra que cabe en la palma de la mano no será el camino al éxito. Esto surge del informe “El móvil como una de las tres pantallas – Consumo de SVA” finalizado recientemente por Carrier y Asociados.
Ante la posibilidad de acceder a la TV tradicional (de broadcasting) desde el celular se observan diferencias en su aceptación en función de la variable generacional. Los inmigrantes ven al celular como una pantalla de TV para eventos transmitidos en vivo (partidos, noticieros, recitales, eventos), mientras que los nativos aceptan la TV en el móvil tal cual es, pensando en aquellos momentos en los que no tienen acceso a una TV tradicional. No obstante, y esto es lo más relevante, prima la curiosidad antes que el deseo. Ambos grupos coinciden en que no pagarían por un servicio de estas características, por lo que la implementación de la tecnología japonesa para la TDT adoptada en Argentina se amolda sin problemas. De esta forma, como el concepto del video en el celular es concebido para tiempos muertos, el broadcasting, con su transmisión lineal y en tiempo real, no se adapta.
Los pocos que consumen video desde el móvil vía streaming buscan contenidos no sólo a demanda sino también cortos, tanto por situación de uso (una cola, un viaje en transporte público) como por ergonomía (donde las pequeñas pantallas son cansadoras). Así, el formato de YouTube, corto y bajo demanda, es el indicado para la reproducción online en el celular. No obstante, los costos de los servicios de datos y las complejidades técnicas asociadas en varios casos restringen, por ahora, su difusión.
Así las cosas, la modalidad más popular para consumir video desde el celular es que el mismo esté físicamente en el aparato, sea porque fue grabado desde el propio dispositivo, sea porque es resultado del sideloading (intercambio entre dispositivos – PC u otro celular – vía USB o Bluetooth). En este caso, el video también tiene un rol social, ya que se almacena en el celular para compartirlo con terceros. Esto ocurre especialmente entre los nativos, criados en la infinitud y gratuidad de los contenidos en Internet, para quienes el sideloading es una modalidad difundida y naturalizada por el consumo de música.
En líneas generales, y aunque en distintos grados, tanto para el broadcasting, streaming como para el sideloading, el concepto de video en el celular no despierta demasiado atractivo debido a las limitaciones ergonómicas del dispositivo, quedando su uso circunscripto a determinadas situaciones y contenidos. En síntesis, el celular se destaca en su rol de pantalla de comunicación omnipresente, siendo los contenidos en video algo interesante, pero no clave.