El CEO de Google, Eric Schmidt, parecer ignorar la sabiduría popular de que es preferible quedarse callado a abrir la boca y que los demás confirmen lo que de uno se cree. En diversas declaraciones no hizo más que darle de comer a quienes están preocupados con la omnipresencia de los productos de la empresa y los riesgos a la privacidad que esto conlleva. Frases como “sabemos quién eres” o “sabemos dónde estuviste” no ayudan, aunque agregue “con tu permiso” al final de la oración.