A esta altura del partido, ya nadie duda de que la era de la PC está menguando y que la acción y la innovación pasa hoy por otro lado, principalmente por los dispositivos móviles (como smartphones y tablets) y no necesariamente los portátiles (como notebooks, netbooks o, más recientemente, ultrabooks). De esto pueden dar cuenta históricos nombres del mundo de las PC, como HP o Dell. Algo similar ocurre a nivel software, donde el licenciamiento de paquetes que se instalan en los distintos equipos está dejando lugar a aplicaciones gratuitas o de muy bajo costo (respecto del software tradicional) así como a servicios, que permiten acceder a información y contenidos desde múltiples dispositivos, sea vía aplicación o directamente a través del navegador (léase Gmail, Google Apps, Facebook y tantos otros basados en la nube). Estos últimos siendo también gratuitos o a través de un abono mensual y no ya una licencia de uso.
Pero si hay alguien que lucha para sobrevivir en esta transición es Microsoft. Se puede acusar a la empresa de muchas cosas, pero ciertamente no de no intentarlo con perseverancia. Desde hace muchos años busca, con poco éxito por el momento, posicionarse como un jugador de peso en el mundo de la movilidad. A pesar de los resultados modestos de su Windows Mobile nunca tiró la toalla y ahora apuesta fuertemente al Windows Phone, en una jugada cuyos resultados aún no son definitivos. Lo mismo viene intentando por el lado de los servicios, desde su renovado webmail (ahora llamado Outlook) a su Office 365, entre tantas otras iniciativas presentadas en los últimos tiempos.
Lo que ahora sí está claro es que Microsoft está en proceso de cambiar su modelo basado en el licenciamiento de software, todavía vigente y rentable pero de dudoso futuro. El reposicionamiento de Microsoft se hizo explícito y oficial esta semana, cuando en una carta dirigida a los accionistas, el CEO afirma que la empresa es ahora “una compañía de dispositivos y servicios”.
La parte servicios está clara desde hace ya un tiempo. Por el lado de los dispositivos, el lanzamiento de su tablet Surface podría ser el inicio de nuevas incursiones en el mundo del hardware, quizás no inicialmente como un jugador de peso pero sí proveyendo diseños de referencia para sus socios de hardware. De todos modos, ante esta declaración de identidad, no habría que descartar adquisiciones de fabricantes, tal como Google hizo con Motorola. Ya lo dijo Darwin, hay que adaptarse o extinguirse.