A esta altura de los acontecimientos, no quedan dudas de que estamos viviendo un cambio de era en la industria tecnológica. Cambio que se insinuó con el desarrollo de Internet pero que termina de materializarse con la llegada de ésta a los celulares y otros dispositivos móviles conectados y que en la práctica está significando un barajar y dar de nuevo.
A pesar del surgimiento de esta nueva era, algunas cosas parecen repetirse. Android se encamina a ser una plataforma dominante, tal como lo fue y es Windows en el mundo de las PC. Apple marcó el rumbo inicialmente en el mundo de las computadoras personales y repitió en el caso de los smartphones. Si bien en el mundo móvil tiene una posición mucho más relevante de la que tuvo en el de las computadoras fijas, resta aún saber si su modelo integrado y cerrado volverá a ser un freno para tener una posición claramente dominante. Y yendo al corazón del funcionamiento del hardware, el rol dominante de Intel para las PC parece hoy instalarse sobre Qualcomm en el ámbito de los móviles. A tal punto que ya muchos la denominan el Intel de los celulares.
Intel reinó y reina en el mundo PC, donde durante mucho tiempo la clave fue la capacidad de procesamiento. Ésta habilitó distintas funcionalidades, como las interfaces gráficas, el multiprocesamiento, el manejo de imágenes y video, y muchas otras. Hoy esto que fue todo un logro en el mundo PC ya es un básico en el mundo móvil, a lo que hay que agregar las distintas facetas de las comunicaciones y movilidad: conexión a redes celulares (en sus múltiples sabores), a WiFi, a Bluetooth, a GPS y otras que combinadas con esta capacidad de procesamiento que poco tiene que envidiar a las actuales PC permiten a los usuarios y aplicaciones ingresar a una nueva dimensión. Todo esto sin perder de vista nunca el factor clave que significa el bajo consumo energético.
Por supuesto, hay algunas diferencias en el negocio de la electrónica de las PC y de los dispositivos móviles. Hay que considerar aquí tres niveles: la arquitectura, el diseño de los chips y su fabricación. En el caso de Intel, la empresa integra verticalmente los tres: arquitectura X86, diseño y fabricación de sus chips (la familia Core iX en PC y la Atom para dispositivos móviles). En el mundo de los móviles, el negocio está más distribuido. Hay una arquitectura dominante que es la ARM, cuya característica principal es ofrecer una creciente capacidad de procesamiento con muy bajo consumo energético, lo que la hace indicada para este tipo de dispositivos. Luego son varias empresas que toman esa arquitectura para diseñar procesadores de aplicaciones y combinarlas con funcionalidades de conectividad y gráficos dando lugar a chipsets. Aquí es donde juega Qualcomm, entre otros. Finalmente, hay fabricantes en base a las especificaciones de quienes diseñan los chips, siendo TSMC el fabricante más relevante a nivel mundial.
A pesar de las diferencias en el nivel de integración entre Intel y Qualcomm, para el mercado (esto es, los inversores en acciones) Qualcomm vale tanto como Intel. De esta manera, marca la relevancia de la propiedad intelectual: una empresa sin capacidad de producción pero con diseño (Qualcomm) vale tanto como una totalmente integrada y dominante absoluta del mercado de PC (Intel). Si bien Intel es reconocida en la industria por su capacidad tecnológica no sólo de diseño sino también de fabricación, esta última tiende a commoditizarse.
A la equivalencia en su valuación se suman similitudes en estrategias, aunque con varios años de diferencia. Años atrás Intel innovó con su campaña “Intel Inside”. En momentos en que los clientes compraban en base a la marca de la PC (Compaq, HP, IBM, Dell, Toshiba, etc.), Intel logró posicionarse como el corazón de la PC, logrando que en muchos casos la marca del equipo fuera secundaria en la medida en que estuvieran basadas en tecnología de esta empresa. Así, dentro de la commoditización de las PC, Intel logró ser un diferencial, consolidándose como el “dueño” absoluto del hardware de PC. Hoy, Qualcomm busca repetir esta experiencia en el mundo de los dispositivos móviles a través de Snapdragon su marca para los SoC (System on a Chip) que son la base de smartphones, tablets y hasta las nuevas PC que utilizan Windows 8. En momentos en que los smartphones también se commoditizan (con el dominio de Android y del formato full touch inaugurado por el iPhone), Qualcomm busca que su marca Snapdragon funcione como ansiolítico para los usuarios a la hora de elegir entre equipos que se verán muy similares. Por esto, quien aún no haya oído hablar de Snapdragon seguramente lo hará en un futuro no muy distante.
Otra similitud entre la estrategia que Intel utilizó para computadoras y que Qualcomm busca replicar en los móviles es la de incentivar fabricantes locales y regionales de smartphones a través de los diseños de referencia. El objetivo es que éstos logren producir equipos que compitan con marcas globales, acortando notablemente los tiempos de desarrollo (60 días según Qualcomm). De hecho, en Brasil algunas marcas locales ya se aprestan a lanzar equipos de marca propia fabricados localmente en base a tecnología de Qualcomm. Algo similar a lo que hizo a partir de los 90 Intel en Argentina, cuando impulsó el desarrollo de la marca paraguaya VTC, que luego fue seguida por muchas otras hasta la actualidad.
El tiempo pasa, pero algunas cosas se repiten. Sólo cambian los nombres.