Años atrás, cuando aparecieron los primeros celulares con conectividad WiFi, los operadores no le dieron una cálida bienvenida. Creían que el uso de estas redes les restaría facturación, sobre todo en tiempos donde la mayoría de los planes de datos se pagaban por uso o eran muy limitados en cuanto al tráfico disponible. Inclusive, cuenta la leyenda (estas cosas nunca se hacen públicas) que en algunos casos presionaron a los fabricantes para que no incluyeran esta funcionalidad en sus equipos. Pero con el tiempo, y la evolución en el consumo de datos, dejaron de ver al WiFi como un enemigo para considerarlo un aliado.
Este cambio de bando tuvo dos etapas. La primera, en tiempos de evangelización del uso de datos, donde el WiFi sirvió para demostrar la conveniencia que significaba acceder al mail, a Facebook, a Twitter, a la web desde el celular, aunque sin comprometerse con un abono de datos. El hábito se instalaba y al poco tiempo el usuario ya no soportaba perder estas funcionalidades cuando se encontraba fuera del alcance de una red WiFi. Algo así como “el primero te lo regalo, el segundo de lo vendo” que los Twists hicieran famoso en la década de los 80.
La segunda etapa, que es la actual, tuvo un impacto mucho más operativo. A partir la explosión en el consumo de datos móviles que arranca con el iPhone, se hizo cada vez más evidente para la industria en general, que las capacidades de las redes móviles no estaban a la altura de la nueva demanda por datos. Así, la tecnología WiFi se convirtió en un aliado que ayudó a descongestionar las redes celulares al tiempo que ofrece una mejor experiencia (especialmente en el caso de aplicaciones más demandantes, como el video) que la provista por la tecnología 3G.
La creciente relevancia del WiFi en los celulares puede verse en la evolución de su inclusión en los teléfonos celulares vendidos en Argentina desde el año 2009, cuando apenas estaban presentes en el 5% del total, trepando al 59% en el 2012.
A pesar del despliegue de redes 4G, el WiFi llegó para quedarse. No sólo porque su aporte para el offloading de la red seguirá siendo necesario, sino también porque permite la conectividad allí donde las redes móviles simplemente no llegan o no lo hacen con la capacidad necesaria. Ahora, si pudiera lograrse que su uso no implicara un consumo adicional de baterías…