La semana pasada, desde Smartphone mata PC, dábamos cuenta de la tendencia, global y local, a que las ventas de PC caigan, al tiempo que se registran importantes tasas de crecimiento de otros dispositivos informáticos y conectables, como smartphones y tablets. A nivel global, la caída del 14% en el primer trimestre del año y por cuarto trimestre consecutivo, habla no ya de un bache, sino de una pendiente descendente. En el caso argentino influyeron factores locales (desaceleración de Conectar Igualdad, límites a la importación y al giro de divisas) que impiden medir si esta tendencia se está repitiendo en nuestras tierras en similar magnitud. No obstante, si aún no se dio, lo que sucede globalmente tarde o temprano se reflejará localmente.
Para comprender esta tendencia, hay que responder a la siguiente pregunta: ¿cuál es el problema que afecta al mercado de las PC? La respuesta podría resumirse en dos conceptos: falta de innovación y popularización creciente de dispositivos alternativos que originalmente se presentaron como complementarios pero que con el correr del tiempo pueden convertirse en sustitutos en muchos casos.
¿Qué incentivo tiene un usuario para renovar su PC que compró hace 2, 3 ó 4 años? Se trata básicamente del mismo dispositivo. Seguramente es más rápido, tendrá una mejor pantalla y quizás sea más liviano o menos voluminoso. Pero básicamente sirve para hacer lo mismo en la gran mayoría de los casos: navegar, usar Facebook, Twitter, un paquete de oficina (muy probablemente Office), ver videos, escuchar música. Salvo para aquellos usuarios más demandantes, tal el caso de gamers o diseñadores, una PC nueva no abre las puertas a nuevos usos o formas de uso. Quizás el último gran cambio producido por las PC tenga que ver con la movilidad, que hizo que lentamente al principio y aceleradamente en los últimos tiempos, los usuarios renovaran sus desktop por portátiles. A esta posibilidad de movilidad se agregó una menor demanda de espacio en nuestros escritorios. Había entonces beneficios claros para renovar. Pero una vez dado ese paso, y si la PC funciona correctamente, es más difícil justificar la erogación necesaria para un upgrade.
Así, la competencia por la billetera (recurso escaso) comenzó a darse entre las PC y otros dispositivos que sí aportan nuevos beneficios, como es el caso de smartphones y tablets. La diferencia con los primeros es clara. Se pueden hacer cosas similares, como enviar y recibir mails, chequear Facebook, ver videos en YouTube, etc., pero en un formato no ya portátil sino móvil. Y a un precio sensiblemente menor. De hecho, esto hace que, especialmente en niveles socioeconómicos más bajos, el smartphone sea la principal, cuando no la única forma de conectarse a Internet.
En el caso de las tablets, los beneficios son similares. Quizás no tan móviles como los smartphones, las tablets tienen la ventaja de una pantalla de mayor tamaño. Y considerando que mucha gente mayormente consume contenidos, sea Facebook, YouTube o la misma web, habla por Skype o juega, pero no escribe largos documentos ni usa planillas de cálculo, una tablet puede tranquilamente suplir a una PC. A un costo sensiblemente menor y en un formato mucho más cómodo para, por ejemplo, ver una película tirado en la cama o en un sofá. Y con una duración de baterías claramente superior a la de una notebook. Queda claro entonces que, aunque con algunas limitaciones, tanto smartphones como tablets sí aportan algo nuevo respecto de simplemente actualizar la PC.
Esto no significa que las PC vayan a desaparecer. Seguirán siendo demandadas por quienes las utilizan como herramienta de creación de contenidos: quienes escriben, calculan, diseñan y otros. Pero serán cada vez menos atractivas para quienes mayormente los consumen. Así es lógico que este mercado se achique hasta encontrar su nuevo punto de equilibrio.
Resumiendo, el declive de las PC se da como consecuencia de un freno en la innovación que resulta en una extensión del ciclo de actualización y puede derivar en algunos casos en una migración lisa y llana desde una PC hacia otros dispositivos.
El problema para la industria de la PC es que las empresas detrás de smartphones y tablets son distintas a aquellas detrás de las PC. Los que dominan en los nuevos formatos ya no son ni Microsoft, ni Intel, ni Dell, ni HP. Son Samsung, Apple, Google. Y no porque los primeros no lo hayan intentado, sino porque, por diversas razones, no lo lograron. En alguna medida, Darwin sigue teniendo razón.