Hoy, 14 de junio, se cumplen exactamente 11 años desde la edición nº 1 de Comentarios. Era el 2002, un año complejo por cierto. Un momento complicado para el país y, naturalmente, también para la industria.
Resulta interesante observar los temas abordados en aquella oportunidad. Comenzaba a percibirse la consolidación de la industria, especialmente a nivel de empresas de telecomunicaciones. Veníamos de la fiesta aperturista iniciada por el decreto 764/2000 (aún vigente, aunque no parezca) que se vio abortada por la crisis local sumada a aquella de las tecnológicas post explosión de burbuja puntocom. Otro tema era los planes de recortes de gastos en servicios de telecomunicaciones por parte de los hogares argentinos como consecuencia de la crisis. También se mencionaba el crecimiento de los ISP gratuitos (todavía dial up). Se abordaba el tema de la oportunidad para la exportación de servicios basados en tecnología como consecuencia de un tipo de cambio super favorable. Aparecía en el radar el proyecto de Ley para la Promoción del Desarrollo de Software. Especulábamos con el potencial de los canales bancarios electrónicos, en un momento en que el negocio de los bancos había cambiado, donde ya los ingresos no serían por préstamos sino por transacciones.
Evidentemente, hubo cambios en la forma y también en el fondo. En la forma, porque había más comentarios, más cortos. En el fondo, porque estos 11 años trajeron otros problemas y otras oportunidades.
Desde una perspectiva positiva están el gran crecimiento del negocio de las telecomunicaciones, con el avance de la banda ancha (el dial up hoy es prácticamente inexistente), la explosión de los celulares (tanto en cantidad de líneas en servicio como de las posibilidades de éstos), las ventas crecientes de PC (hoy algo desaceleradas), de celulares (con smartphones dominando la escena), el surgimiento de las tablets y la conectividad de los televisores vía Smart TV. Avances que generaron el entorno actual que es bien diferente y que, visto a la distancia, tiene bastante de Supersónicos (AKA Jetsons).
En cuanto a los aspectos negativos, comienza a resentirse la infraestructura que tanto creció en un momento y hoy se encuentra algo “encorsetada”. En materia de telecomunicaciones móviles, es más que evidente que el gran crecimiento de estos 11 años superó la capacidad de las redes. Un tema que ya fue tocado reiteradamente desde este medio y que sería cargoso volver a repetir. En cuanto a la banda ancha, la falta de una mayor competencia, donde influyeron decisiones de tipo regulatorias, también hizo mella. A esta altura, hubiera sido razonable pensar que el Triple Play sería cosa de todos los días. Lamentablemente, leyes que dan un tratamiento diferenciado a redes que en términos prácticos son idénticas (tanto pensando en servicios a brindar como en cobertura), impidieron una competencia más intensa que hubiera generado mayores niveles de inversión.
En estos años, el Estado dejó un poco de lado su rol de regulador, enfocándose más en su rol de actor. El plan Argentina Conectada tiene la buena intención de llevar el acceso a zonas mal atendidas, aunque le quedan muchos kilómetros de tendido. La TDA, un salto en términos de calidad y variedad de contenidos para la TV gratuita, aún no logra, por diversos motivos, la penetración que se esperaba inicialmente. Y la creación de Libre.ar, con un modelo inicial muy interesante en términos de generación de competencia y oportunidades en materia de telecomunicaciones móviles, todavía debe resolver cómo comenzar a operar desde el punto de vista técnico (léase, qué red utilizar). Todas estas iniciativas tuvieron algún grado de oposición, aunque sus objetivos últimos son sin dudas atractivos. Pero su concreción depende de tiempos y/o definiciones que hacen que aún no hayan dado los resultados buscados.
Durante estos 11 años, con sus altos y bajos, siempre buscamos hacer aportes a la industria, describiendo, analizando y opinando sobre una actividad de la cual no sólo formamos parte sino que consideramos clave para una sociedad y economía moderna. Y esperamos poder seguir haciéndolo por mucho tiempo más, mientras nos sigan acompañando. Brindemos por eso.