Archivoseptiembre 2013

Visión ciega

Se dice que el primer requisito para el éxito en los negocios es tener una visión. Y que por supuesto, después hace falta la ejecución. En el caso de este video del 2000, Microsoft mostraba su visión de cómo evolucionaría la tecnología. Claro que por alguna razón, muchas de las cosas que allí se ven terminarían siendo ejecutadas por otras empresas.
Como comentario al margen, la estética del hardware (la PC tiene un look muy Compaq Presario) y del software es tan noventosa como la serie Seinfeld.

Tomando forma

Esta semana, la Secretaría de Comunicaciones dio un nuevo paso hacia la redacción del “Reglamento de los usuarios de servicios de comunicaciones móviles”. Lo hizo con la presentación de un proyecto que está abierto a la participación ciudadana para que pueda ser mejorado con los aportes de los interesados. El objetivo es establecer los derechos de los clientes de telefonía móvil así como incluir aspectos que no están contemplados en las normas vigentes.
En líneas generales el proyecto de reglamento incluye muchos aspectos que son indiscutibles. Va desde tópicos generales como la atención e información hacia los usuarios y los canales de reclamo a otros más específicos pero no menos bienvenidos como los mensajes no deseados o la vigencia de las recargas, entre otras cuestiones. Se trata de temas tan básicos que son una muestra de la desidia regulatoria vigente desde el 2002 en adelante, y que evidentemente la actual administración del sector está intentando subsanar.
Quizás haya un poco más de conflicto con el tema tarifas. Si bien la resolución que presenta el proyecto de reglamento afirma la libertad tarifaria, esta es relativa a partir del momento en que el mismo busca institucionalizar la aprobación previa o el establecimiento de restricciones por parte del Estado, “por razones de interés público debidamente justificadas”. No obstante, vendría a sincerar una situación de hecho. Recordemos que este año en dos ocasiones el gobierno presionó, con éxito, a las empresas prestadoras para que no efectuaran ajustes de sus tarifas. O sea que en la práctica no cambiaría demasiado.
No por demorada deja de ser bienvenida la llegada de un reglamento que es realmente necesario. Sin embargo, pareciera que el foco del gobierno en materia de telecomunicaciones móviles se centra exclusivamente en lo que hacen (o dejan de hacer) los operadores pero no en lo que toca al Estado en este aspecto. No se habla del aporte que éste debe realizar en dos temas que le son propios: manejo de espectro y reglamentación para la instalación de antenas.
En el tema espectro hay dos ejes a considerar. El primero tiene que ver con el uso del espectro actualmente asignado y donde el Estado detenta prácticamente ¼ de éste sin ponerlo en uso y, peor aún, sin dar señales concretas del avance para hacerlo. El segundo tiene que ver con la asignación de espectro para nuevas tecnologías móviles (léase LTE), cuyas frecuencias ya fueron identificadas pero aún no hay siquiera un cronograma ni metodología de asignación. Si Argentina ya tuviera en funcionamiento redes LTE (como sucede en la mayoría de los países de la región), no sólo podrían ofrecerse nuevos servicios sino que se podría paulatinamente descomprimir el espectro actual haciendo que los equipos más avanzados y de mayor consumo de datos operaran en LTE y no en 3G como sucede actualmente. Al mismo tiempo, exigiría importantes mejoras en la red, adoptando tecnologías más nuevas y eficientes al tiempo que obligaría a inversiones adicionales en la misma. Lamentablemente, en materia espectral, el Estado se comporta como el perro del hortelano: no come ni deja comer.
El otro punto es contar con un reglamento de alcance nacional para la instalación de antenas. Hoy, las mismas dependen no sólo de la regulación municipal, sino que según los casos puede ser necesaria la intervención de diversas áreas (salud, espacio público, etc.) lo que redunda en demoras para la aprobación de su instalación que llega a un promedio de 12 meses. Una norma de carácter nacional simplificaría y agilizaría este proceso, estableciendo estándares ambientales no sólo para su instalación sino también para particularidades de las mismas (exigiendo, por ejemplo, características que hagan a su mimetización con el paisaje urbano o rural).
Los problemas de las redes móviles son inocultables y los usuarios exigen y merecen que la situación mejore. Esto implica que el Estado se ocupe no sólo de lo que ocurre puertas afuera con las empresas prestadoras y su relación con los clientes sino también puertas adentro, ocupándose de lo que le toca en la configuración del entorno donde las empresas deben operar. Mientras no lo haga, los avances serán a una velocidad inferior a la que se podría. Y eso sería un verdadero desperdicio.

¡Qué cara está la manzana!

Con la clásica expectativa previa (típica de los lanzamientos de sus productos) y una mayor desazón que la habitual, esta semana Apple presentó sus nuevos modelos de smartphones. Desde que revolucionó a la industria móvil con su iPhone original, los lanzamientos anuales de esta empresa generan una expectativa crecientemente injustificada.
Pero en esta ocasión, había un interés particular no tanto por el producto de más alta gama sino por el rumoreado equipo de rango medio, que analistas financieros, de la industria y la prensa bautizaron como el “iPhone barato”. Los ojos estaban posados sobre el iPhone 5C. Un equipo que más allá de su carcasa de plástico y de colores varios, no se diferencia del iPhone 5 actual. Mismo procesador, misma cámara, mismas capacidades. Y mismo precio. Tantas similitudes que de hecho el 5 será discontinuado con la llegada de los nuevos modelos. En realidad, el 5C es un lifting meramente estético pero que logra la idea de que es algo nuevo, algo que merece más ser comprado que el modelo del año pasado. Pero al usar materiales plásticos, más vistosos pero más baratos (con el agregado del negocio de las carcasas intercambiables), tendrá seguramente mejores márgenes. Se trata no sólo de una movida brillante sino también necesaria. El iPhone 5 ya quedó relegado frente a la competencia, por lo que no alcanza con sólo bajarle el precio. Debe parecer algo nuevo.
Recordemos que históricamente, la movida de precios del iPhone era la siguiente: el modelo recién lanzado a US$ 199, el del año anterior a US$ 99, y el previo a US$ 0. Obviamente estos valores corresponden al precio subsidiado del equipo en los EE.UU. que incluye un abono con contrato por 2 años. Con los anuncios de esta semana, el 5S ocupa el lugar de los US$ 199, el 5C el de US$ 99 (lugar que hubiera correspondido al ahora discontinuado 5) y el 4S a US$ 0. Nada cambió.
Esta ingeniería de marketing implica además que el mercado potencial de Apple es el mismo de antes de los anuncios. Con valores arrancando en US$ 549 para los modelos anunciados esta semana, no hay ninguna expansión del mercado objetivo. No obstante, seguramente haya un crecimiento de las ventas porque al momento del lanzamiento habrá disponibilidad en más países y operadores que en ocasiones anteriores, como será el caso de Japón y, principalmente, China. Por lo tanto, su objetivo es el de aumentar su participación de mercado no por llegar a nuevos segmentos sino por tener una presencia más abarcadora a nivel geográfico. Hay una mayor eficiencia, no un cambio de estrategia.
De todos modos, queda en claro que la Apple de hoy es muy distinta a la de Jobs. La innovación tecnológica está en línea con el resto de la industria y dentro de lo esperable: procesadores más rápidos, incorporación de capacidades biométricas, cámaras de fotos con más funcionalidades. Pero nada que provoque admiración. Hay que tener presente que su CEO actual es el ex COO. No hay que pedirle a éste magia sino eficiencia. Y es lo que está entregando. Claro que habrá que ver qué puede dar cuando se le pida estrategia de más largo plazo.
Por otra parte, sorprende el manejo de las expectativas realizado por Apple, el cual fue desastroso en esta oportunidad. Algo que solía ser una especialidad de la casa. La empresa permitió sin razón aparente que los medios e inversores anticiparan el lanzamiento de un equipo económico y no hizo nada para desmentirlo. Así, la decepción fue grande. En términos económicos, la caída de la acción implicó una pérdida de valor de la empresa del orden de los US$ 32 mil millones en los 2 primeros días. Pero quizás más grave aún es que hizo que toda la atención estuviera en los precios decepcionantes de su supuesto modelo barato y no en las novedades de sus nuevos dispositivos.
Cada vez es más común escuchar afirmaciones del estilo “esto con Jobs no pasaba”. Es verdad. Sin dudas, Apple no es la misma de antes. Difícilmente mejor por personajes y circunstancias. No necesariamente peor. Sí distinta.

Linkeando

  • Europa, unida, jamás será vencida: Esto es lo que parecen cantar las autoridades regulatorias en materia de telecomunicaciones en el viejo continente. Pesentaron un ambicioso plan que es un paso inicial para un mercado único que les permita mejorar sus índices de conectividad, hoy por debajo de EE.UU., Japón o Corea del Sur. [RCR Wireless]
  • La 4ª ola: Lejos de las olas de Toffler, los operadores móviles comienzan a explorar qué viene después, sobre todo cuando la voz y los SMS están en retroceso. [Fierce Wireless]
  • Una nueva etapa: Esta es la que comienza a recorrer Nokia luego de la venta del negocio de handsets a Microsoft. Con una NSN saneada y el cash por la venta, las perspectivas se presentan atractivas. [Fierce Broadband Wireless]
  • Los desafíos wearable: Interesantes resultados de un relevamiento a usuarios respecto de wearable technologies. Marca la necesidad de ofrecer productos atractivos más allá de lo que piensen los geeks y amantes de la tecnología para que efectivamente haya un mercado. [CCS Insight]

Twits selectos

  • Offloading de facto: Un 16% de los usuarios de smartphones en Arg se conecta únicamente vía red celular. El resto, combina con WiFi
  • Los diarios de hoy siguen hablando de un iPhone barato, económico o low cost que cuesta US$ 550. País de millonarios
  • DirecTV se sube a la ola de los OTT, con canales propios y ajenos rapidtvnews.com/index.php/2013…
  • Operador de TV x cable Virgin Media ofrece Netflix vía set top box. Complementarios gigaom.com/2013/09/10/uk-…
  • Nokia estuvo rápido para el contraataque RT @nokia_uk: Thanks, #Apple 😉 pic.twitter.com/zQmT0G8D23
  • El ticket promedio de Mercado Libre en Brasil vía móvil es 32% más alto que vía PC bnamericas.com/news/technolog…
  • Intel hace su #IDF13 justo cuando Apple anuncia nuevos modelos de iPhone. Quedaron eclipsados por lo que se ve
  • Interesante explicación de las diferencias de share del iPhone en EE.UU. y el resto de los países tech-thoughts.net/2013/03/whats-… Pricing de operador
  • Por ahora no hay que esperar grandes cambios en la nueva Microsoft/Nokia. Sí a nivel CEO perfil.com/ciencia/El-fut… vía @perfildiario
  • China Mobile 740M de abonados. Verizon, el más grande de USA, 94M. Casi 8 veces más. El significado del iPhone en China
  • Microsoft adelanta parte del pago por la compra a Nokia bajo la forma de bonos (€ 1,5 mil M). Hay sed de cash press.nokia.com/2013/09/06/nok…

En la ¿dulce? espera

En el día de ayer se cumplió exactamente un año desde el anuncio del gobierno nacional de su intención de ingresar al negocio de la telefonía móvil. La medida, que en su momento sorprendió por lo inesperada, no avanzó mucho más en términos concretos desde entonces. Apenas si, unos meses después, se le dio una marca: Libre.ar. Resulta difícil analizar esta acción del Gobierno sin considerar los movimientos políticos que se produjeron al interior de éste.
Recordemos que el anuncio del ingreso estatal al negocio móvil fue la consecuencia de declarar nulo el llamado a licitación por el espectro para 2 y 3G devuelto por Movistar como consecuencia de la fusión entre Movicom y Unifón. Así, lo que en su momento vislumbraba ser una contienda entre operadores existentes y aspirantes a serlo terminó con todos fuera. Esta subasta ya registraba innumerables postergaciones, y la decisión súbita de crear un operador móvil estatal hizo pensar que la decisión no venía muy meditada. Sensación que se confirmaba cuando en el momento mismo del anuncio de la decisión también se prometía un plan de negocios para la nueva empresa que estaría en 15 días (pero que nunca vio la luz, al menos no la luz pública).
La cosa no mejoró con el cambio de nombres y sectores internos del gobierno que se produjo a principios de este año en el área de telecomunicaciones, tanto en la Secretaría de Comunicaciones como en la cúpula de Arsat, el operador de telecomunicaciones estatal sobre quien recayó la responsabilidad de llevar adelante el proyecto Libre.ar. Fue una pesada herencia. Un sector donde comenzaban a ser cada vez más evidentes los efectos de una desidia regulatoria que duró una década, y una creación, casi por impulso, de un operador móvil aunque sin medir las implicancias de semejante decisión.
El resultado fue una situación “lose-lose”. Perdió el Estado porque se embarcó en un proyecto que ha dado muestras acabadas de resultarle esquivo. Todavía no pudo definir si construirá su propia red solo, tercerizando o en asociación con PyMEs de telecomunicaciones o si se asociará con algún operador existente para montarse sobre su infraestructura. Y en un contexto de dificultades para la financiación del gasto público, el despliegue de esta red puede encontrar algunos obstáculos significativos en el camino. Al mismo tiempo, al no haber licitado ese espectro, el Estado dejó de percibir los montos que se hubieran ofertado, y el país no recibió las inversiones que esta asignación de espectro hubiera generado. Las empresas se quedaron sin acceso a más espectro que podría haber servido, en parte, para mejorar su servicio (en el caso de las que ya operan en este negocio, como Personal y Claro) o para generar un nuevo contendiente (caso Nextel y otras). Los usuarios nos quedamos con la misma oferta en cuanto a operadores sin la posibilidad de un cuarto (público o privado) que viniera a introducir algo más de presión competitiva en el mercado.
En fin, como reza el dicho, “paciencia y tomar quina, que es la mejor medicina”.

Movida anunciada

Para quienes siguen habitualmente la industria móvil, el anuncio esta semana de la compra del negocio de terminales de Nokia por parte de Microsoft no fue una sorpresa. Esta posibilidad estuvo latente desde el momento en que ambas empresas se asociaran un par de años atrás. Finalmente, por un total de US$ 7,2 mil millones se llegó a un acuerdo, de los cuales US$ 5 mil correspondieron a la compra del negocio de dispositivos y servicios y el resto fue en licencias de uso de patentes. A primera vista, resulta llamativa la devaluación del fabricante finlandés, especialmente si se tiene en cuenta que en 2011 la misma Microsoft pagó US$ 8,5 mil millones por Skype o que Google hizo lo propio por US$ 12,5 mil millones para quedarse con Motorola (aunque éste incluía patentes).
Más allá de las sinergias y complementariedades, lo cierto es que la suerte de la estrategia móvil de Microsoft dependía de un socio peligrosamente débil. A pesar de sus avances en el mercado de smartphones con la plataforma Windows, sus ventas están aún muy lejos de ponerlo seriamente en la discusión. En el último año, las ventas de equipos con Windows Phone equivalieron al 17% de las de iPhone y el 6% de las de Android. Y sin grandes volúmenes de venta (Nokia aclaró que debía vender el doble de lo que hacía para llegar a un punto de equilibrio), había un gran riesgo para Microsoft: que Nokia se cayera por su propio peso o que pasara a formar parte de las huestes de Android (Nokia tenía la opción de salir del acuerdo con Microsoft en el 2014). Ninguna de las dos opciones era aceptable considerando que se trata de la marca que representa el 80% de las ventas de Windows Phone. Y menos aún cuando los otros fabricantes que lo utilizan, cada vez lo empujan menos. Así, la movida de Microsoft es casi más táctica que estratégica: evitar la caída del único jugador significativo de Windows Phone.
En principio, Microsoft hace un gran negocio con esta operación. Asegura a su fabricante insignia accediendo a talento, marca y capacidad global de fabricación y distribución. Asume el control total del desarrollo de los futuros dispositivos, tanto en características como en el ritmo de lanzamientos. Al unificar hardware y software se reducen los costos replicados, especialmente en marketing. Y lo hace por menos de lo que gastó por Skype y comprometiendo apenas un 10% del total de su cash e inversiones de corto plazo. O sea, no es una suma que lo comprometa financieramente. Pero está claro que para Microsoft, adquirir el negocio de dispositivos de Nokia es una condición necesaria pero no suficiente para tener éxito en el mercado móvil. Todavía resta por ver cómo hará para cambiar su posición en este mercado.
En el caso de Nokia, los finlandeses dieron una nueva demostración de su capacidad adaptativa, la misma que la permite a la empresa haber cumplido 148 años desde su fundación. Tan larga historia no está exenta de golpes de timón que aseguren la supervivencia. Si bien sin dudas que los celulares Nokia son motivo de orgullo nacional, tampoco es cuestión de que el orgullo los lleve al cementerio… Con esta decisión, Nokia se quita un lastre de encima y obtiene efectivo para fondear a la recientemente recuperada y rentable operación de infraestructura para operadores móviles, NSN. Claro que ahora quizás le quede alguna tarea de reorganización interna. Luego de la transacción, Nokia se enfocará en tres negocios establecidos: NSN, que provee infraestructura y servicios; HERE, servicios de mapas y localización, y Advanced Technologies, enfocada al desarrollo y patentes. Como se ve, tres negocios lo suficientemente independientes como para darle a la organización una lógica convincente.
Para la industria, esta operación marca la desaparición del último gran fabricante europeo de terminales móviles. Lo antecedieron Ericsson, Siemens y Alcatel. Todos éstos, incluyendo a Nokia, tuvieron una historia en común. Empresas de ingeniería de telecomunicaciones que fabricaban infraestructura y donde los terminales eran parte de esa red. Lo mismo se aplicó a Motorola (aunque esta era estadounidense y no europea). Pero con la mutación de los celulares de teléfonos a computadoras de mano, el eje del poder se trasladó a la costa oeste de los EE.UU.: Apple y Google en el Silicon Valley y ahora Microsoft, desde Redmond. Y del otro lado del Pacífico, el surgimiento de grandes fabricantes, liderados claramente por Samsung, pero seguidos por LG, Sony, Huawei y otros orientales. En términos geográficos, el centro de gravedad de la industria de terminales móviles pasó del Atlántico al Pacífico.

Cambios de modelos

La operación Microsoft/Nokia, más allá de los detalles, despierta reflexiones respecto de la evolución del negocio tecnológico. Específicamente en cuanto al modelo de negocios de los fabricantes de celulares y el modelo de venta de software.
Muchos ven en la movida de integración de Microsoft, controlando el hardware, software y servicios, una búsqueda de replicar el exitoso modelo integrado de Apple. Pero hay indicios como para pensar que la elección de un modelo determinando no garantiza el éxito. La prueba está por los dos extremos. En esta línea, tanto Blackberry como Google/Motorola vienen tratando de poner a punto este modelo (aunque con distintas urgencias, es cierto). En el extremo opuesto, Samsung, sin control del software ni de los servicios logró erigirse como el claro nº 1 del segmento móvil. Y a otros no les va tan bien con el mismo esquema. En resumen, el modelo no define tanto el éxito o el fracaso como sí lo hace la ejecución.
Por el lado del software, la compra de Nokia marca sin dudas un hito para la empresa. Con el desarrollo de los smartphones, la forma de vender software, más específicamente los sistemas operativos, cambió sustancialmente. Gran parte del poder (y del dinero) de Microsoft provino de la venta del software por sí solo, particularmente su sistema operativo Windows y su paquete de oficina Office. Pero este modelo, definitivamente comienza a tener un olor rancio.
Apple siempre entendió el concepto del software como un instrumento para vender hardware. Lo hizo con sus PC pero se volvió más evidente con el iPod primero y el iPhone después. Muchos pudieron imitar su hardware, pero su software siguió siendo exclusivo. Un software que además se convirtió en la puerta de entrada al ecosistema de aplicaciones y servicios. Google apostó al desarrollo de Android no como un negocio en sí mismo sino como una plataforma adicional y muy relevante que le permitiera seguir vendiendo publicidad en el mundo móvil. Por eso licencia su sistema operativo en forma gratuita, ya que su objetivo no es hacer un negocio de la venta de software. En este escenario, Microsoft quedó en una posición incómoda, ya que todavía hoy pretende cobrar por las licencias de su sistema operativo móvil. El fracaso de este modelo está en que el 80% de las ventas de Windows Phone estuvieron atadas a Nokia (con quien tenía un particular acuerdo), mientras que los demás fabricantes son cada vez más reticentes a licenciar Windows Phone.
Es evidente entonces que Microsoft ya no puede licenciar con cargo su sistema operativo en el mundo de los smartphones. No le queda otra alternativa que usarlo como un vehículo para vender hardware, aplicaciones adicionales y servicios. El software sigue siendo la piedra angular, pero no genera ingresos relevantes por sí mismo. Esto quedó claro cuando hace poco tiempo atrás, Microsoft se definió como una empresa de “dispositivos y servicios”, sin mencionar al software en su nueva esencia. Si bien no llegó al extremo de Apple que recortó el “Computer” de su nombre original, con sus últimos movimientos Microsoft casi que está recortando la última sílaba de su nombre. No será por dejar de desarrollar software, sino que para cobrar por éste, debe integrarlo en su hardware (smartphones, tablets, consolas) y servicios.
El software ha muerto. Viva el software.

Linkeando

  • Mal de muchos: Sabido es que en Argentina es poco el espectro disponible para el uso de comunicaciones móviles. Pero no estamos solos. Un informe publicado por 4G Americas sostiene que apenas el 20% del espectro recomendado por la UIT para 2015 fue asignado en América Latina. ¿Argentina? En el último lugar si se resta el espectro sin uso en manos de Arsat. [Signals Telecom]
  • Repensando Twitter: No es ningún secreto que la usabilidad de Twitter deja bastante que desear y que es una de las razones por las cuales varios (en Argentina alrededor de 1/3 de las cuentas están sin uso) de sus usuarios abandonan el servicio al poco tiempo. Comienzan los cambios. [Business Insider]
  • Impatentable: Así se definió al software en una nueva ley promulgada en Nueva Zelanda. Más allá de este caso extremo, lo que sin dudas las guerras de patentes recientes dejaron fue la conciencia de que no toda patente cubre un invento genuino. Es quizás un puntapié inicial en el debate de las patentes en general. [CBC News]

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