La controversia sobre la disputa por los derechos de autor sobre la famosa selfie del mono, que tuvo en puja al dueño de la cámara y a Wikicommons, se resolvió en favor del uso libre. El argumento de los reguladores de copyright de los EE.U. es que el autor de la foto es el propio simio. Aunque claro, éste no podrá reclamar por sus derechos. Pero al menos logró fama mundial sonriendo para la cámara.