Se ha formado una pareja

Luego de muchos meses de rumores (las conversaciones arrancaron hacia fines del 2003), esta semana Nokia y Alcatel-Lucent anunciaron su fusión que operará bajo el nombre de Nokia Corporation. La operación, valuada en 15,6 millardos se hará completamente a través de un intercambio de acciones. Se espera que la operación se concrete en la primera mitad del 2016. El anuncio, de llegar a buen puerto, significa una reconfiguración del mercado de proveedores de infraestructura para telecomunicaciones.
La nueva Nokia pasará a ocupar el 2° lugar en el mercado, con una facturación combinada al 2014 de € 25 millardos, frente a los € 25,1 millardos de Ericsson, el líder, y por delante de los € 23,5 millardos de Huawei. Se establecerá así una paridad bien marcada entre los tres principales proveedores.

Para más allá de la suma bruta de facturación, la fusión se da entre dos empresas que son complementarias, tanto desde el punto de vista geográfico como de productos. Mientras Nokia es más fuerte en Asia/Pacífico, Europa y América Latina, Alcatel-Lucent lo es en el mercado estadounidense. En otros, como China y África y Medio Oriente, la facturación de ambas es pareja. Desde el punto de vista de la cartera de productos, Nokia tiene su fuerte en redes móviles y servicios, mientras que Alcatel-Lucent tiene un portfolio más diversificado, con un importante negocio inalámbrico, pero también en todo lo que es tecnología IP tanto para el transporte, routing y plataformas, así como un negocio interesante en redes fijas. Considerando que las redes móviles actuales tienden a ser IP y que la red fija es fundamental para el desarrollo de las móviles, la combinación de ambas carteras es totalmente complementaria y estratégica.
La fusión dará un importante impulso a la investigación y desarrollo (R&D), combinando los ya legendarios Bell Labs de Alcatel-Lucent con los FutureWorks de Nokia. La nueva estructura de R&D representa una inversión de € 4,7 millardos contra los actuales € 5 millardos de Huawei, el líder, dando trabajo a 40.000 personas sólo en materia de investigación, desarrollo e innovación.
Ambas empresas vienen de procesos de reorganización que las sacaron de momentos difíciles para llevarlas a la rentabilidad, con lo que la fusión se produce en momentos en que ambos barcos están enderezados.
Desde el punto de vista regulatorio, y contrariamente a lo que se pudiera pensar, las dificultades podrían venir más del lado de los EE.UU. que de Francia (sede de Alcatel-Lucent). Tradicionalmente, los franceses fueron reacios a perder a sus campeones nacionales. Pero Nokia manifestó su intención de mantener el empleo en aquél país así como aumentarlo en materia de R&D. Por ello, el gobierno actual ve a esta operación no como una pérdida sino como una forma de mantener la importante actividad de la empresa en el país, por lo que ya adelantó su visión favorable a la operación. Además, ya a nivel continental, la fusión es vista como la creación de un campeón europeo que pueda hacer frente a la avanzada china, encabezada por Huawei y ZTE.
En EE.UU. la situación puede ser más complicada. Si bien se trata de un país más abierto a estos movimientos, en el caso del mercado de proveedores de redes se da una situación especial. Es que allí tanto Huawei como ZTE están en los hechos impedidos de ser proveedores de los operadores de telecomunicaciones, bajo el argumento de la seguridad nacional. De esta forma, allí pasarían de un mercado de tres proveedores a uno de dos. Pero además de esto, al igual que cuando la francesa Alcatel compró a la estadounidense Lucent en el 2006, las autoridades de aquél país prestarán especial atención a las tecnologías “sensibles” que Alcatel-Lucent provee allí y que, de aprobarse la operación, pasarán a manos de Nokia.
Está claro que la tendencia a la consolidación no es patrimonio exclusivo de los operadores de red buscando mayores escalas. Lo mismo se viene dando entre sus proveedores, especialmente luego de la irrupción de las empresas chinas. No aprobar esta fusión podría ser contraproducente para los intereses tanto de europeos como estadounidenses. Difícilmente esto ocurra. Por supuesto, quedan por delante los típicos dolores de cabeza de una fusión de esta magnitud, incluyendo la previsible pérdida de puestos de trabajo por superposición de tareas. Pero no parece que haya otro camino. Y el timing es el correcto. En unos 5 años comenzará un nuevo ciclo expansivo para los proveedores de telecomunicaciones, cuando comience el despliegue de redes 5G que requerirán de infraestructuras extremadamente robustas y ubicuas. Será el momento de capitalizar esta operación.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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