El santo grial

A pesar de que se habla de convergencia y servicios audiovisuales, la madre de todas las batallas se da en el terreno móvil. Su popularidad y la adopción cada vez mayor de nuevas funciones hace de los celulares un punto central en las estrategias de las empresas de telecomunicaciones. Pero a su vez, el escenario de los servicios móviles es el más complejo, ya que los mismos parten del uso de un recurso escaso como es el espectro. Esto implica que no alcanza con la voluntad y el dinero para montar una red móvil. Hay que también contar con la gracia del espectro.
La última semana la gran noticia fue el uso de la opción de compra que Cablevisión tenía sobre el 51% restante de Nextel, luego de hacerse del 49% en septiembre. Esta operación fue objetada desde el punto de vista formal por el gobierno anterior y se encontraba judicializada. En el nuevo contexto, nada hace pensar que la operación por el 100% del paquete de Nextel Argentina vaya a encontrar resistencias. De esta forma, se oficializaría el retorno del Grupo Clarín al negocio móvil (recordemos que tuvo participación accionaria en CTI, hoy Claro). Pero no se trata sino del primer paso en un largo camino. Con la tecnología sin evolución con que cuenta Nextel, es claro que Cablevisión no se quedará con lo que hoy tiene, sino que aspirará a ser un operador móvil convencional. Pero para lograrlo necesitará nuevo espectro, y allí es donde las especulaciones cobran altura.
La primera reacción lógica es pensar en el espectro que hoy tiene asignado Arsat por la ley de satélites y que actualmente se encuentra sin uso. Esta semana, el presidente de la compañía estatal de telecomunicaciones, en declaraciones al diario Perfil descartó la posibilidad de brindar servicios móviles por cuenta propia, recordando que la prioridad estará en el desarrollo de la red de fibra óptica. Queda entonces saber qué destino se le dará al espectro que tiene asignado para servicios móviles 3 y 4G.
Una opción es poner el espectro nuevamente a disposición de los privados, para lo cual sería necesario modificar la ley de satélites o conseguir 2/3 de los votos para enajenar un activo de Arsat (tal cual lo marca la misma ley). Un camino posible, pero con pocas probabilidades de éxito, más cuando el gobierno nacional tiene instrumentos mucho más importantes a negociar con el Congreso.
Otra alternativa, quizás la más probable, es que Arsat decida arrendar el espectro que posee a cambio de un alquiler y/o exigencias de cobertura o acceso a la red que utilice su espectro a actores medianos y pequeños de la industria de las telecomunicaciones, de forma tal de que todo operador tenga su chance de ofrecer servicios móviles. Esto podría lograrse con Cablevisión de forma tal de dar lugar a un operador que podría ser mayorista que de servicios a OVM (operadores virtuales) o una asociación de empresas, donde cada una despliega infraestructura en su área de influencia.
Se podría pensar también en la licitación de nuevas frecuencias, pero esto no daría un destino al espectro con que hoy cuenta Arsat.
Todo parece indicar un destino común entre el espectro “libre” que hoy tiene Arsat y la red ávida de nuevas frecuencias de Nextel-Cablevisión. Esto no es bueno o malo en sí mismo, sino que dependerá de las condiciones en que se dé este maridaje. Quienes más atentos estarán a la evolución de este tema serán los operadores móviles actuales, quienes seguramente exijan condiciones parejas para todos. Y aquí pueden entrar los 2 a 3 años de inhibición para dar servicios de comunicación audiovisual (léase TV) en la negociación. La política, el arte de lo posible.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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