La TV, para atrás

Esta semana, dos noticias dejaron ver en su trasfondo que el atractivo de la TV está en retroceso, sin que esto signifique no obstante que se trate de un negocio muerto. Al menos, no por un tiempo.
Por un lado, esta es época de balances trimestrales. El dato significativo se vio en los resultados de Cablevisión. En el balance de la empresa, entre varios indicadores positivos, se pueden observar las distintas velocidades de crecimiento del negocio de TV paga frente al del acceso a Internet. Para el período anual entre Q3 2015 y Q3 2016, Cablevisión mostró un decrecimiento en el servicio de TV paga en Argentina de -0,4%, pasando de 3.398.500 a 3.383.900 abonados (-14.600). Paralelamente, los abonados de Internet crecieron un 8,7%, pasando de 1.973.900 a 2.145.800 abonados (+171.900). Esto explica también por qué el último aumento de precios de Cablevisión se aplicó solo al acceso a Internet y no al servicio de TV paga. Evidentemente, no sería positivo aumentar el precio de un servicio en retroceso. A su vez, estas cifras son un mal signo para las empresas de telecomunicaciones que esperan que la regulación las autorice a dar servicios de TV. Un servicio que está perdiendo el atractivo para la población en un mercado muy maduro. Y todavía les falta un mínimo de un año para poder salir con una oferta de TV. Cuando esto ocurra, no será un camino de rosas…
Por otro lado, esta semana se oficializó, finalmente, la venta de Telefé a la estadounidense Viacom. No faltó quien se ilusionara con los US$ 345 millones pagados, viendo detrás de esta cifra un renacer del interés de los grandes grupos de contenidos por el sistema más arcaico de distribución de material audiovisual: la TV abierta de aire. Repasando las declaraciones de los ejecutivos de los compradores, si bien no desprecian el aporte de  los distintos canales de TV abierta que posee Telefé, se ocuparon de destacar que lo más valorado en realidad es su capacidad para la generación de contenidos, así como sus 33.000 horas de contenidos en su biblioteca y su potencial exportador, particularmente hacia Latinoamérica. El contenido es rey, se sabe, y puede o no estar atado a una única red de distribución. La TV abierta es apenas una de las redes de distribución posible.
En definitiva, la TV tradicional lineal está comenzando a recorrer un camino similar al emprendido por la telefonía fija unos años atrás. En ambos casos se trata de servicios muy masivos que pierden encanto para los usuarios ante el emerger de servicios alternativos claramente más atractivos. Por eso, todos los caminos en términos de redes de distribución apuntan a los datos, sean éstos fijos o móviles. Tiempos modernos.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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