A nivel local, el que viene no se anuncia como un año sustancialmente mejor al que termina. Al menos no en los primeros meses. Si bien hay esperanzas de lograr que la inflación siga bajando, este proceso seguirá teniendo su correlato en una economía en recesión. Y seguramente la tentación de lograr un poco de atraso en el valor del dólar estará presente en un año electoral. De hecho, el presupuesto nacional prevé que la moneda se mueva en torno de los $40 en el promedio anual, un valor no muy superior al actual pero que la inflación prevista se ocuparía de limar. Esto quizás permitiría una modesta recuperación entrando el año electoral. Habrá que ver con qué margen se cuenta.
En cuanto a la ley corta, si no salió en el 2018, será difícil que lo haga en 2019, un año que tiene un calendario electoral extenso. Será por eso que se especula (como sucede todos los veranos desde el inicio de la actual gestión) con que se intente aprobar alguna de las medidas a través de un DNU que tendría su foco no en el espinoso tema de la TV sino en el destino del espectro de Arsat. Por supuesto, no habrá Ley Convergente, cuyo borrador está listo hace meses. Pero también está cajoneado sin estar muy claro por qué. No obstante, si el escenario no es propicio para un ley corta, menos lo será para una mucho más abarcativa y que sumará nuevos intereses afectados.
A pesar del contexto, seguramente seguirá el despliegue de redes de fibra óptica así como la actualización de las de cable. No obstante, esto no ayudará en mucho al objetivo del gobierno de alcanzar los 10 M de accesos de banda ancha para el 2020. Los accesos que sumen las redes NGN irán a reemplazar tecnologías obsoletas más que a sumar nuevos conectados. Y si bien el gobierno, a través de Arsat con la conectividad mayorista y los fondos del Servicio Universal a nivel minorista, ayude en aumentar la penetración de la conectividad, el objetivo parece de difícil alcance.
Así las cosas, cuando sea la hora del balance del año que está por iniciarse, quizás haya muchas cosas en el debe para una administración que prometió mucho, generó expectativas, pero que terminará con un escenario mejorado respecto al inicial, aunque sin saber cuánto será por mérito propio y cuánto por la simple dinámica de la industria a pesar de los marcos adversos. Independientemente de esto, habrá que estar preparado para otro año gris.