La semana pasada se produjo un enroque en los proveedores de módems para 5G de Apple que no sólo significó una inusual capitulación del gigante de los smartphones sino que también sirvió para evidenciar, una vez más, que ciertos negocios no son para cualquiera, ni siquiera para los que a priori parecen aptos.
Cuando Apple y Qualcomm estaban a punto de “irse a las manos” (esto es, enfrentarse en los estrados judiciales) por una disputa sobre patentes y regalías, ambas empresas fumaron la pipa de la paz. Apple terminó haciendo concesiones que hubieran sido impensadas semanas atrás.
En la resignación de Apple mucho pesaron sus problemas para disponer de módems 5G para su iPhone para el año próximo, en momentos en que sus principales competidores a nivel global, la surcoreana Samsung y la china Huawei ya disponen de equipos que trabajan con esta tecnología. Al no estar Intel en condiciones de proveer el módem en el volumen y velocidad requerida, proveedores alternativos como Samsung o TSMC no tenían la capacidad suficiente como para dar abasto con la demanda adicional que significaría proveer a Apple. Por otra parte, Qualcomm no era una opción mientras se mantuviera la disputa por patentes y regalías que signaron los últimos tiempos. Y su propio diseño no estaría sino hasta 2021. Apple no podía darse el lujo de quedar rezagado tanto tiempo, no tanto por una cuestión técnica (las redes 5G para móviles son apenas incipientes) como por una cuestión de imagen.
Este escenario le permitió a Qualcomm torcer el brazo de Apple y llegar a un acuerdo para dejar sus disputas legales de lado. Para llegar a esta reconciliación, Apple tuvo que dar de baja sus reclamos, efectuar un pago (no precisado) a Qualcomm y comprometerse a comprarle chips que lo convierten en un proveedor clave.
Luego del anuncio del acuerdo entre Apple y Qualcomm, Intel comunicó que se retira del desarrollo de 5G para smartphones para enfocarse en el 5G para PC, servidores (datacenters) y IoT. ¿Casualidad? Para nada. A pesar de contar con el aval de Apple, Intel nunca pudo afianzarse en las comunicaciones móviles, una situación muy diferente a la que tiene en otros ámbitos.
El mercado bursátil dio su veredicto. La acción de Qualcomm subió un 20%, mientras que la de Intel llegó a su máximo en 19 años (desde la burbuja dotcom). El primero porque no sólo despejó las dudas que la disputa con Apple podría generar, sino también porque recuperó una cuenta muy importante, especialmente cuando los mayores fabricantes de smartphones, Samsung y Huawei, utilizan sus propios módems. Con Apple como cliente, Qualcomm tiene ahora todo para convertirse en el principal proveedor de módems 5G de la industria. El segundo, porque abandonó un negocio que evidentemente no le cerraba totalmente para enfocarse en lo que mejor sabe hacer. Por su parte, la acción de Apple se mantuvo estable, evitando una situación que podría haber sido muy negativa.
En definitiva, Apple evita quedar descolocado ante la incipiente ola de 5G en el mundo y Qualcomm gana un cliente que está en la pelea entre los principales fabricantes de smartphones. Apple y Qualcomm estaban predestinados a un destino común, al menos mientras Apple no decida comenzar a diseñar sus propios módems, como hizo con los procesadores.