Comienzo de doble mano

Desde el punto de vista de la tecnología, y más particularmente de las telecomunicaciones, el ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) implicó un cambio en los patrones de uso de Internet, con mucho del tráfico comercial u organizacional migrando a accesos hogareños. Esto respondió a la gran cantidad de personas que siguieron trabajando o estudiando desde sus hogares.

Así, el tráfico de hogares, que es mayormente asimétrico entre lo que se descarga y carga, pasó a tener demandas de carga mucho más altas. Esto se debe a que normalmente el hogar es un ámbito de consumo de contenidos (plataformas OTT de video, redes sociales, noticias e información). Pero con millones de personas puestas de un día para el otro a trabajar o estudiar desde sus hogares cambió en alguna medida este patrón de consumo. Para tener una idea de magnitud, se puede estimar que un total de unos 7 M de personas (entre trabajadores y estudiantes de todos los niveles) agregaron actividades extras a la conectividad en su hogar. Algo que se vio impactado principalmente por el aumento de las videollamadas grupales (caso Zoom y otros), utilizadas no sólo para reuniones laborales o clases a distancia, sino también con el agregado de estas aplicaciones como plataformas de socialización que compensen el aislamiento.

Desde el punto de vista técnico, este cambio en los usos requiere de agregar otro tipo de productos de conectividad para el hogar. Porque, así como siguen siendo importante los valores de descarga (no sólo por la velocidad sino también para albergar a más usuarios y usos simultáneos), pasaron a ser relevantes también los valores de subida, que serán fundamentales para poder transmitir en video nuestra imagen en una videollamada (grupal o individual).

En líneas generales, y luego de repasar la oferta actual de los principales ISP, la velocidad de subida varía entre el 5 y 20% de la velocidad de bajada, siendo más habitual que esté alrededor del 10%. Esto significa que una conexión de 30 Mbps (por muchos considerado como el piso de la banda ancha actual) tendrá una velocidad de subida probablemente de 3 Mbps. Esto es lo que se necesita si se va a subir video en calidad HD. Pero es justo. Alcanza con que cualquier persona en el hogar esté usando la conexión para que esos 3 Mbps resulten escasos, impactando en la calidad transmitida. Y todo eso asumiendo que se cuenta en la práctica con ese ancho de banda, cosa que no siempre ocurre.

En Argentina, y según datos de Enacom, la velocidad media de bajada es de 28 Mbps. Aplicando el parámetro del 10%, equivale a una velocidad de subida de 2,8 Mbps, justo en el límite para lograr buena calidad en la comunicación. Pero como todo valor medio, implica que son muchos los casos que está por debajo de ese guarismo. De hecho, y siempre según los datos del Enacom, un 67% de los accesos son inferiores a los 30 Mbps de referencia. Existe, además, una gran diferencia entre CABA y Provincia de Buenos Aires y el interior, donde en la primera un 55% de los accesos están por debajo de ese valor, mientras que en el interior trepa al 88%.

Considerando que quizás no todavía la teleeducación, pero sí seguramente el teletrabajo llegó para quedarse, es claro que comenzará a haber demanda por productos que, aunque no sean simétricos (misma velocidad de subida que de bajada), sí van a necesitar que esa relación sea más pareja. Esto abriría las puertas a una mayor segmentación de los productos hogareños, unos con el énfasis en el consumo de contenidos y otros pensados para una mayor versatilidad que incluya a los anteriores más los usos laborales y educativos.

La pandemia y su consecuente aislamiento llegaron para cambiar algunas cosas de nuestra vida cotidiana. Y entre esas, está la tecnología de acceso al hogar, que deberá adaptarse al crecimiento de un nuevo tipo de cliente, que ya no será un simple consumidor de contenidos, sino que también los generará. Por lo tanto, así como el ancho de banda de bajada fue clave en el modelo entretenimiento e información, el de subida (más oculto para el consumidor) se vuelve fundamental cuando además uno o más integrantes trabaja o estudia desde el hogar. Algo que, ya no quedan dudas, será cada vez más habitual.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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