Así como la manzana es interpretada como la fruta prohibida mencionada en la Biblia, otra manzana, esta vez Apple, fue durante mucho tiempo la marca “prohibida” en Argentina. Todo comenzó con la política de producción de celulares en Tierra del Fuego, que inicialmente implicó también una prohibición de facto de cualquier smartphone importado. Lógicamente, esto no impidió que quienes se desvivían por un equipo de la manzana mordida accedieran a uno de éstos, ya sea trayéndolo de un viaje (probablemente toda persona que viajó al exterior recibió alguna vez un pedido del estilo “ya que viajás… ¿Me podés traer un iPhone?”), o comprando localmente equipos ingresados de contrabando.
La situación formal cambió en 2017, cuando se dejaron de lado las medidas paraarancelarias que frenaban el ingreso de smartphones importados. Desde entonces comenzaron a ingresar legalmente iPhone al país. No obstante, y debido al mayor costo que la importación legal exige, el mercado de iPhone en Argentina siguió siendo mayormente “informal”. El 2018 fue el año en que se registró la mayor cantidad de iPhone ingresados formalmente. Sin embargo, éstos representaron apenas el 30% de los nuevos equipos de Apple en el país. Esta cifra cayó al 13% en 2019, ante las sucesivas devaluaciones que fueron descolocando su precio frente a los producidos en la isla, los cuales, además de los beneficios fiscales propios del régimen, se beneficiaron por la disminución, en dólares, de los costos locales en pesos.
Así, entre equipos ingresados oficialmente y aquellos que lo hicieron informalmente, a diciembre del 2019 había en uso unos 2,4 M de iPhone en Argentina, según surge del informe “Mercado celular argentino 2020” realizado por Carrier y Asociados. De ese parque, apenas el 6% registró oficialmente su ingreso al país.
Estos 2,4 M de iPhone equivalen al 7% de los smartphones en uso. Una participación baja o alta para desarrolladores en función del mercado al que se apunte.