Entre las noticias que giraron alrededor de la reunión del G20, hubo una que pasó casi desapercibida. Salvo para quienes participan del sector de las telecomunicaciones. Todo se originó en un artículo publicado por el diario Global Times, que forma parte del grupo de medios dependientes del Partido Comunista Chino. O sea, una voz oficial.
Bajo el título “China está dispuesta a trabajar con Argentina para reforzar las perspectivas de cooperación: Wang Yi”, el artículo habla de las buenas relaciones entre ambos países. Wang Yi es el canciller chino, quien en el mismo menciona que China está dispuesta a firmar un Memorando de Entendimiento con Argentina tan pronto como sea posible para promover aún más la sinergia de las estrategias de desarrollo de los dos países. Luego enumera las áreas de cooperación donde, entre otras, menciona a las comunicaciones. Lo curioso es que en medios argentinos que cubrieron la información se mencionó a 5G dentro de los temas vinculados a las telecomunicaciones, aunque no constaba en el texto original.
Atención: sin conocerse más detalles, a partir de ahora, todo lo que sigue es especulación.
Es inevitable preguntarse cómo podría materializarse esa cooperación en comunicaciones. Siendo que el único operador de telecomunicaciones que depende del Estado Nacional es Arsat, difícilmente se pueda imponer al resto de los operadores (privados, cooperativas y hasta SAPEM) la adquisición de tecnología china. Intentar hacerlo generaría un conflicto de desenlace impredecible. Amén de la conveniencia política de una decisión de estas características en medio de un proceso de negociación de deuda, donde EE.UU., el némesis de China, tiene gran injerencia. En otras palabras, cualquier intento de si no imponer al menos privilegiar proveedores chinos tendría un alto costo político.
No obstante, sí podría ser parte de la política de la estatal Arsat la de privilegiar la elección de proveedores chinos. Sin embargo, hacerlo explícitamente podría dar lugar a futuros cuestionamientos judiciales hacia quien tenga la responsabilidad de estampar su firma. Particularmente si hubiera un cambio de color político en el gobierno a partir del 2023. Sería comprarse un problema a futuro.
Así, el camino más viable y menos conflictivo sería el de la utilización de financiación “blanda” (una rara avis en la Argentina actual) para adquirir tecnología china de comunicaciones, quizás con el foco puesto en las más de 1.000 PyMEs y cooperativas que ofrecen servicios TIC en el país. Esto seguramente sería bienvenido por los operadores a pesar del disgusto que generaría entre los vendors no chinos.
Es conveniente destacar que la intención de avanzar en la cooperación con China en materia de comunicaciones no sería noticia ni despertaría análisis de no ser por la pugna geopolítica en general y en la materia en particular con los EE.UU., con ramificaciones por todo el mundo. Se trata de dos actores importantes en las relaciones políticas y comerciales de Argentina, más allá de las simpatías ideológicas por unos u otros. La prudencia y el equilibrio sería lo más aconsejable en estos tiempos.
Para terminar, un dato no menor. Desde la Cancillería no se mencionó el tema comunicaciones. Esto podría indicar que se trata más de una presión diplomática de parte del gobierno chino. Los próximos meses indicarán si la presión fue efectiva.