En busca del tiempo perdido

No falta quien crea que el DNU 690 es inocuo, al menos para los operadores beneficiados con medidas cautelares. Sin embargo, el hecho de que existan estas cautelares y que muchos operadores hayan podido seguir manejando sus precios no significa que todo sea “business as usual”.

Desde el primer día resultó claro que el control de precios vía autorización de aumentos tendría una víctima inicial: la inversión. Es lógico que así fuera ya que en una situación donde los ingresos no cubren todos los costos, la prioridad estará en financiar la operación, llevando a que se resienta la inversión. Y las medidas cautelares no tienen efecto positivo sobre la inversión ya que ésta necesita previsibilidad y viabilidad a largo plazo. Esto no se logra con cautelares, que son medidas transitorias hasta que se resuelva el conflicto de fondo, sino con medidas definitivas.

No es fácil determinar la inversión de las empresas, principalmente considerando que salvo las pocas que publican balances, no hay forma de saber cuánto se destina a este rubro. Sin entrar en los montos de inversión en sí, al menos se puede adivinar la tendencia a través de la evolución de los accesos de fibra óptica. Esto es así porque en la actualidad ningún nuevo despliegue de redes cableadas se hace con otra tecnología que no sea fibra óptica.

Originalmente, quienes comenzaron a desplegar fibra fueron quienes tenían redes de cobre de limitada capacidad (caso Telefónica o las cooperativas telefónicas proveyendo ADSL), o por quienes no disponían de redes cableadas dando servicio al consumidor (caso de Claro o de PyMEs que daban acceso inalámbrico a Internet). En ambos casos, porque la tecnología utilizada originalmente no tenía margen para crecer en capacidad. Por el contrario, esto mismo fue lo que hizo que durante un tiempo los operadores de TV por cable siguieran desarrollando sus redes HFC, ya que permiten lograr capacidades similares a la fibra, aunque no igualan su estabilidad, confiabilidad y menores costos de operación. No obstante, en los últimos tiempos hasta las cableras han optado por usar fibra para todo nuevo tendido, tal como lo hacen actualmente Telecom o Telecentro.

De esta forma, el crecimiento de la fibra se ha convertido en un termómetro de las inversiones en redes fijas. Y en este aspecto, Argentina ha perdido terreno en los últimos dos años, coincidentes con la entrada en vigor del DNU.

En el gráfico puede observarse que la desaceleración en el crecimiento de los accesos de fibra óptica comienza a darse luego del 2020, teniendo en cuenta que los valores considerados son a finales del Q3 (mes de septiembre), fecha que prácticamente coincide con el DNU 690, promulgado en el mes de agosto. De este modo, el crecimiento registrado en 2020 corresponde mayormente a los meses pre DNU. Cabe observar también que hasta el Q3 del 2020 el crecimiento se mantuvo bastante bien a pesar de ya haberse declarado la pandemia ya que esos nuevos accesos fueron posibles gracias a inversiones realizadas con anterioridad. No obstante, el impacto real del DNU puede verse en los valores del 2021, cuando el crecimiento interanual pasó del 110% a apenas el 34%.

Desde otra perspectiva, hoy los niveles de participación de la fibra óptica dentro del total de accesos de banda ancha son proporcionalmente menores en la comparativa regional que antes de comenzar la pandemia. Mientras que en 2019 los de fibra óptica dentro del total de accesos de banda ancha en Argentina (11%) equivalían aproximadamente a 1/3 de Brasil (31%) y de Chile (28%) y eran levemente superiores a los de Colombia (9%), a fines del 2021 el 16% de penetración en Argentina equivale a 1/4 de Brasil (64%), casi 1/4 de Chile (57%) y están ahora por debajo del 22% de Colombia. Así queda claro que el ritmo de crecimiento de los accesos de fibra óptica en Argentina viene siendo inferior al de otros países de la región que también pasaron por las vicisitudes de la pandemia y sus efectos sociales y económicos.

Las cifras muestran claramente que el ritmo de crecimiento de penetración y actualización de las redes en Argentina se ha ralentizado en los últimos dos años. Así, se logró el efecto contrario al buscado con el DNU que era garantizar el acceso a toda la población. Por el contrario, el resultado fue una caída en la inversión que se manifiesta en el despliegue de la fibra óptica, una tecnología que es clave tanto para dar servicios fijos como móviles, donde será piedra angular para 5G. Un tiempo perdido que exigirá redoblar esfuerzos para recuperarlo.

Se comprueba entonces que, en regulación de las telecomunicaciones y como sucede con la economía, se puede tomar cualquier tipo de decisión. Lo que no se puede es evitar sus consecuencias.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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