El próximo martes 14 de junio, se cumplen 20 años desde la primera edición de Comentarios. Dos décadas acompañando a la industria tecnológica local e internacional, período en el cual se registraron notables avances en todos los indicadores, así como profundos cambios en nuestra cotidianeidad.
Los inicios de Comentarios fueron en tiempos complejos. En aquél entonces, tanto el país como la industria acababan de recibir fuertes mazazos. Apenas habían pasado 6 meses desde la crisis política de diciembre del 2001, con los famosos 5 presidentes en 11 días, que tuvo gravísimas consecuencias económicas y sociales todavía presentes en la conciencia colectiva. En este contexto se desenvolvía la industria local, impactada por la reciente explosión de la burbuja de las tecnológicas, que dejó un tendal que llegó hasta Argentina. De este modo, el sector tecnológico local acusaba un doble impacto causado por un factor interno y otro externo. Eran tiempos de necesidad de catarsis, tanto de quien escribía como de quienes leían. Y fue así como poco a poco Comentarios comenzó a ganarse un lugar, muy segmentado, dentro del universo de publicaciones locales que cubren la temática.
Desde el punto de vista tecnológico, el escenario era radicalmente distinto al de la hiperconectividad actual. Había apenas algo más de 6 M de líneas móviles en servicio, un 10% de la cantidad actual. Los celulares eran teléfonos porque sólo eran para hablar. No había SMS y mucho menos Internet móvil, smartphones o apps. Un par de años después comenzaría un profundo cambio de la mano de la tecnología GSM (impulsada inicialmente por América Móvil luego de la compra de CTI) que permitió que los dispositivos fueran más accesibles y sentó las bases para los SMS, bajando significativamente el costo de comunicarse desde un celular. Estalló el mercado que comenzó a crecer sin parar, pasando de un servicio bastante acotado y elitista a uno decididamente masivo, si no el más. Más tarde llegarían los smartphones (que arrancaron su camino ascendente no con el iPhone sino con el Blackberry y su BBM) que hicieron que hoy todo el mundo ande con una computadora en el bolsillo. Actualmente hay casi 40 M de smartphones, muchos de los cuales serán utilizados para ver los partidos del Mundial de Qatar. Una imagen muy futurista en aquellos inicios.
Eran tiempos en los que el acceso a Internet llevaba 7 años desde su lanzamiento comercial en Argentina en 1995. Sólo había 1,2 M de accesos luego de una caída del 20% como consecuencia de la crisis. En su mayoría eran dial up (muchos bajo el modelo “free”) y sólo 175 mil eran de banda ancha, que en esa época llegaban a apenas 256 kbps en las versiones más avanzadas. No obstante, la incipiente banda ancha fue el único servicio que no cayó con la crisis. Por el contrario, registró un crecimiento del 26% en un escenario adverso, presagiando lo que sería, una infraestructura básica para la era moderna. Como eran muy pocos quienes accedían a banda ancha, comenzaron a crecer los locutorios y ciber que ofrecían computadoras y conectividad para quienes no podían disponer de acceso desde sus hogares. No era lo mismo, pero la tendencia hacia el uso de Internet era irrefrenable. Hoy las conexiones de banda ancha rondan los 10 millones, con velocidades que llegan (al menos en los papeles) a 1.000 Mbps (o 1 Gbps).
En el caso de la banda ancha se puede ver claramente cómo en telecomunicaciones el paso del tiempo hace que suban las prestaciones mientras bajan los precios. Un abono de 256 Kbps costaba US$ 120 de aquellos tiempos, equivalente a US$ 195 a valor actual considerando la inflación en esa moneda (un 62,5% en 20 años o alrededor de lo que se espera en Argentina sólo para el 2022). Hoy, dependiendo de la ubicación, se puede acceder a conexiones de 1 Gbps vía fibra óptica a US$ 35. Este abaratamiento que acompañó una mejora del servicio produjo una masificación en el acceso a la infraestructura que fue vital para determinar qué hacemos hoy en Internet y qué haremos en el futuro.
La PC estaba en el centro de la vida conectada, lógicamente sin siquiera la sombra del smartphone. Eran tiempos en que se estaba produciendo la revolución de las portátiles, que llegarían años después (en el 2010) a ser el formato más vendido. Hoy a nivel global se vende el cuádruple de smartphones (1.390 M) que de PC (340 M) evidenciando claramente cuál es el dispositivo central en la conectividad de las personas.
En esos primeros años del milenio, la TV no era motivo de seguimiento de Comentarios. Era claramente un servicio de radiodifusión y todavía el video no había llegado a Internet. Recién lo haría en el 2005 con el lanzamiento de YouTube. La TV paga era mayormente por cable y aún no había llegado DirecTV (aunque sí funcionaba Sky). Después vino la digitalización, con mejoras en la imagen y sonido, los modelos prepagos (que tan buen resultado dieron) y la TV de alta definición y hasta bajo demanda. Pero en paralelo, y sobre todo en los últimos tiempos, fueron apareciendo plataformas alternativas a la TV a través de Internet, apalancadas en el desarrollo de la banda ancha.
Actualmente la TV se encuentra en un proceso de transformación profundo por el avance de los modelos OTT ofreciendo dos grandes cambios. Por un lado, el habilitar el consumo bajo demanda. Una característica que entregó el control al consumidor, que pasó a decidir qué ver y cuándo. Por el otro, la separación de la red de los contenidos, factor que está reconfigurando la industria del entretenimiento de manera profunda, porque ya no es el propietario de la red quien habilita el acceso a los contenidos.
La evolución de la infraestructura tecnológica trajo aparejados, lógicamente, muchos cambios en nuestra cotidianeidad. En los años posteriores al 2002, los bancos (que habían quedado muy golpeados en su imagen luego de la crisis) aceleraron sus desarrollos de banca online vía PC (en su momento llamada homebanking, luego Internet Banking), con bastante reticencia inicial por parte de sus clientes. Hoy no sólo se opera desde el celular, sino que también, y gracias a un fuerte impulso de la pandemia, han crecido exponencialmente los pagos sin contacto desde el celular vía QR. Un segmento dominado no por un banco sino por Mercado Libre. Y paralelamente, hubo un gran interés por las criptomonedas, adoptadas por más del 30% de los usuarios de Internet de más de 18 años (más sobre esto en futuras ediciones de Comentarios).
Por supuesto, no se puede obviar la aparición y relevancia que adquirieron las redes sociales en todos estos años. Y no sólo las redes, sino también la incorporación del factor socialización en diversas plataformas. Pero eso merecería un comentario específico. Fueron tantos los cambios introducidos por la adopción de la tecnología en estos 20 años que dan para escribir un libro (de varios tomos).
También en estos años Comentarios fue evolucionando. Desde aquél básico newsletter al cual luego se le sumó un sitio en la web para permitir la persistencia de la información y el acceso a aquellos que no son suscriptores. Y, más cerca en el tiempo, el invalorable aporte de las redes sociales. Twitter como una gran caja de resonancia. En algún momento Facebook, hasta que comenzó a perder relevancia. Más cerca en el tiempo, LinkedIn, que resultó ser una grata sorpresa en términos de lectores e interacción. Cada una sirve (o sirvió) para alcanzar públicos distintos, a los cuales difícilmente se hubiera podido llegar con el modelo original de newsletter distribuido vía mail.
Lo que se mantuvo inalterable desde sus inicios fue la idea de presentar información con un agregado de análisis y opinión. Partiendo de la base que la información pura es (o debería ser) similar de un medio a otro. En cambio, el análisis y la opinión son la base de la diferenciación. Más allá del concepto que se tenga respecto, no hay dudas de que es un rasgo característico de Comentarios que se mantuvo a lo largo de estos años. Así como la información original de nuestros propios estudios.
En materia de productos y servicios tecnológicos y, sobre todo, en su impacto en nuestras vidas, estos 20 años de Comentarios parecen ser varias décadas. Es difícil saber cuántos años más habrá, pero mientras tanto, brindamos por un mundo cambiante que todavía nos sorprende con sus novedades y sus posibilidades y del cual tuvimos el privilegio fascinante de seguir de cerca. Aprovechamos la oportunidad para agradecerles por estar allí, del otro lado de la pantalla, por tantos años. ¡Brindemos!