Concentración musical

Si bien es cierto que las industrias vinculadas a los contenidos fueron de las más impactadas por la distribución vía Internet, sin dudas es en la música donde los cambios fueron más profundos. Una revolución iniciada por Napster hace un par de décadas, que intentó más tarde legalizar Apple de la mano del iPod y iTunes, pero que encontró su modelo definitivo con Spotify. La música fue pasando de la distribución pirata de temas y su posterior legalización, en un formato que no era mucho más que la digitalización de lo disponible, al streaming. Este puso prácticamente toda la oferta al alcance de la mano en cualquier momento y situación, terminándole de dar forma al consumo de música en tiempos signados por la conectividad. De esta forma, Internet se convirtió en LA plataforma para consumir música, llevando a que un 92% de los usuarios en Argentina escuchen música online, según surge del informe “Consumo audiovisual online – 2022”, realizado por Carrier y Asociados. Se trata de una penetración muy pareja en todos los segmentos, con apenas una diferencia marcada a nivel etario, donde se registra una menor adopción en los boomers.

A pesar de que la asociación música/Spotify es muy fuerte, es YouTube la plataforma más popular para escuchar música, siendo utilizada para tal fin por el 78% de los usuarios. Spotify aparece detrás, con un 55%. En ambos casos considerando tanto sus versiones pagas como gratuitas. El resto de las plataformas tienen penetraciones de un dígito bajo.

El uso masivo de YouTube no es nuevo y se mantiene estable respecto de años anteriores. En cambio, Spotify creció 9 puntos en dos años, del 46% al 55%, y más marcadamente en segmentos socioeconómicos medios y generación X.

La clave en el modelo de streaming de música está en lograr que los usuarios paguen por los servicios, algo que en Argentina hace el 53%. La penetración de plataformas pagas de música es más alta en centennials y millennials, demostrando que los más jóvenes no son reacios a pagar por contenidos a pesar de la idea instalada que indica lo contrario por haberse criado accediendo gratuitamente (y en varios casos ilegalmente) a todo tipo de contenidos.

El orden de las plataformas se invierte entre quienes pagan una suscripción, con Spotify dominando con un 72% de los usuarios.

En materia de dispositivos para el consumo de música, el smartphone aparece como el más popular (80%), combinando su uso personal y en movimiento (con auriculares) con el uso fijo (conectado vía bluetooth a parlantes y otros dispositivos de sonido). Este valor es más alto en centennials y millennials. En el caso de los boomers, aunque la penetración del smartphone es baja (43%) respecto del promedio, creció un 50% en los últimos 2 años.

A diferencia de lo que sucede con los contenidos audiovisuales, en el caso de la música no pareciera haber margen para la multiplicación de plataformas, tal como indicaría la bajísima penetración de alternativas. Funcionan claramente de agregadoras de temas y artistas de distintas discográficas, así como de artistas independientes, con lo que no hay mucho margen para la diferenciación en función de material disponible. Algo muy distinto a lo que ocurre con el audiovisual, más compartimentado en este aspecto en función de contenidos propios o exclusivos. En un mercado ya maduro como el de la música, no hay mucho margen para la masificación de nuevos jugadores. Al menos en estas tierras, pareciera que el negocio del streaming de música estará mayormente circunscripto, al menos por un largo tiempo, a dos plataformas nada más.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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