Aunque la licitación de espectro para 5G viene retrasada un par de meses respecto de la fecha originalmente anunciada, y por más que todavía no hay fecha cierta para su realización, podría considerarse que de alguna manera ésta tendrá lugar en el presente año, antes de las elecciones. O al menos esa es la intención. Con esta esperanza en mente, es que el momento se presta para realizar una comparación con la última gran subasta de espectro realizada en 2014 y que fue el puntapié inicial para el despliegue de 4G en Argentina.
En estos casi 9 años que median entre una y otra licitación, se dan ciertos paralelismos, así como algunas diferencias no menores.
En ambos casos, 2014 y 2023, el gobierno (perteneciente al mismo partido) se acercaba al fin de su mandato. En aquél entonces terminó perdiendo a manos de la oposición. Hoy, y por ahora, las encuestas indican que sucederá lo mismo, aunque aún no está tan claro quién será. En ambos casos, el gobierno llegó más motivado por los recursos fiscales que aportaría el proceso que por el desarrollo de una nueva infraestructura móvil. Tal es así que en ambas situaciones, el anuncio del llamado a licitación fue hecho por el ministro de economía (Kicillof entonces, Massa ahora) y no por la máxima autoridad del sector o de quién dependa en el organigrama.
También tanto en 2014 como en 2023, la tecnología que habilitaría el nuevo espectro tenía 5 años de vida desde el primer lanzamiento comercial. Fue el 2009 para 4G y 2018 para 5G.
Pero, aunque la historia se repite, nunca es exactamente igual.
En 2014, la red dominante (la 3G) estaba totalmente colapsada, luego de 16 años desde la realización de la última licitación de espectro, que tuvo lugar en 1998. Las comunicaciones se veían impactadas muy negativamente por el corsé que significaba operar con un espectro previsto para servicios tipo SMS y que, con el estallido de los smartphones y su consumo intensivo de datos, quedó claramente subdimensionado. Por esto, la llegada de 4G implicaría el inicio de una “descompresión” de las redes 3G, al tiempo que los smartphones 4G aumentaron considerablemente el consumo de datos, generando más facturación. A tal punto, que la cuota de datos se convirtió en el principal diferenciador dentro de los distintos planes de los operadores (con la voz y los SMS prácticamente ilimitados).
En cambio, en 2023 la red dominante (la 4G) tiene buena capacidad para operar. No sólo se sumaron antenas a la red, sino que es una tecnología más eficiente en el uso del espectro. Esto es importante ya que resulta en que no haya apuro por parte de los operadores para avanzar con 5G como sí la hubo cuando 4G no llegaba. A esto se suma que, si bien la última licitación grande de espectro fue en 2014, hubo otras, menores, posteriores hasta el 2020. Por otra parte, en 2023 todavía 5G no ha demostrado beneficios que justifiquen las inversiones necesarias para desplegar la nueva red (espectro, electrónica, core, etc.). Por ahora 5G en los teléfonos no trae mayores novedades para el usuario. Y los casos de negocio como los usos industriales o en ciudades inteligentes todavía están en proceso de maduración de todo el ecosistema (red, dispositivos, integración con los procesos y plataformas de software). Así, 5G asegura grandes erogaciones en el corto y mediano plazo, pero pocos ingresos adicionales en el mismo período.
A nivel económico, las diferencias también son marcadas. En la subasta de espectro del 2014 se recaudaron inicialmente unos US$ 2,2 millardos (miles de millones). No obstante, terminaron siendo US$ 1,7 millardos luego de la falta de pago de Airlink y la consecuente anulación de la adjudicación. Hoy todavía no hay oficialmente una cifra base de lo que se espera recaudar. Es todavía tema de discusión, pero todo hace pensar que estará bastante lejos de los valores del 2014. Es otro país, con una macro aún más complicada que entonces. Es otra industria, que viene reduciendo sus ingresos [Ver: “Un año difícil”]. Es otra tecnología, con ingresos que repaguen la inversión más a largo plazo.
Pero no todo es negativo. En algún aspecto la situación es mejor. En 2014 había muy pocos equipos 4G funcionando sobre las redes anteriores, apenas 1,4% del parque de teléfonos en uso. Esto tuvo el efecto de disparar las ventas de equipos nuevos basados en 4G, que pasaron del 9% de las ventas en 2014 al 61% en 2015. Meteórico. Hoy, los equipos 5G están más difundidos, representando actualmente el 7% del parque en uso, luego de estar presente en el 25% de los equipos vendidos en 2022. Esto surge del informe “Mercado celular argentino 2023”.
No obstante, ante el buen desempeño de la red 4G y el contexto macroeconómico de alta inflación (que reduce la capacidad adquisitiva y dificulta la financiación) y restricciones en la cantidad de divisas disponibles para importaciones, no pareciera que las ventas de equipos 5G podrían dispararse de la misma forma que sucedió con los 4G en su momento.
En resumen, el momento para licitar espectro de 5G seguramente no es el mejor. No obstante, también es importante avanzar en la actualización de la infraestructura para no quedar rezagados. Y esto exige un delicado equilibrio entre necesidades y posibilidades. Es de esperar que pueda alcanzarse.