Así en la tierra como en el cielo

En los últimos tiempos, la tecnología satelital ha recuperado protagonismo. Distintos avances tecnológicos se combinaron para darle nuevos ímpetus a la conectividad satelital, una tecnología que hasta hace poco parecía condenada a languidecer frente a los desarrollos de la conectividad en tierra.

A las mejoras de la tecnología satelital tradicional, aquella basada en satélites geoestacionarios (GEO) ubicados a gran altura que de la mano del uso de tecnologías HTS (High Throughput Satellites o satélites de alto rendimiento) llevaron a ofrecer anchos de banda habituales en tierra, llegando hasta los 100 Mbps, se sumaron los fuertes avances en el desarrollo de las constelaciones de satélites de órbita baja (LEO), como es el caso de Starlink o OneWeb (ya operativas) entre otras en despliegue.

Pero más recientemente, comenzaron a desarrollarse tecnologías para ofrecer lo que se conoce como conectividad D2D (Direct to Device) que no es otra cosa que conectar directamente dispositivos en tierra (principalmente celulares) al satélite. Algo que ya existe con los teléfonos satelitales, pero que exige contar con un dispositivo específico para ese uso. La posibilidad (en desarrollo) de conectar smartphones directamente al satélite tiene como premio eliminar por completo las zonas muertas de la telefonía móvil en un futuro que parece cada vez más cercano.

En materia de D2D hay varios desarrollos en paralelo, aunque basados en modelos distintos.

El primer caso fue el del iPhone 14 conectándose a la red Globalstar a través de una frecuencia no utilizada para comunicaciones móviles. Lógicamente, este enfoque tiene sus limitaciones. Por ahora, la solución adoptada por Apple no permite más que enviar texto (con una compresión especial para reducir el tráfico), demandando unos 15 segundos, en condiciones ideales (sin obstáculos), para enviar un mensaje. Es por esto por lo que su uso queda circunscripto mayormente a comunicaciones de emergencia en áreas remotas. El siguiente obstáculo es conseguir dispositivos que incluyan una banda no estandarizada para comunicaciones móviles. Se trata entonces de un caso de uso demasiado limitado como para generar las economías de escala necesarias que lleven a la masificación del servicio. Pero es un primer paso que pone a prueba el concepto. Así, el uso de conectividad D2D en base a espectro satelital tiene sus oportunidades en la conectividad de dispositivos específicos tipo IoT, como podrían ser algunos sensores ubicados en áreas remotas, entre otros usos.

Más interesantes se presentan los casos que apuntan a utilizar el espectro móvil de los operadores en tierra. Tal el caso de SpaceMobile. Se trata de una empresa que planea poner en el espacio una constelación de radiobases satelitales que ofrecerán cobertura allí donde las radiobases terrestres no llegan. Aunque todavía en etapa experimental, este modelo tiene la ventaja de operar como una radiobase común, utilizando el espectro asociado a los servicios móviles, por lo que no requiere de smartphones especiales para conectarse. Recientemente lograron una comunicación de voz exitosa desde EEUU a Japón, utilizando un smartphone Samsung S22 estándar, utilizando el espectro de AT&T. Esto ya suena más interesante porque no requiere de un equipo específico para este tipo de comunicaciones y permite algo más que un mensaje de texto.

En materia de D2D también hay otras empresas trabajando en esta dirección, como SpaceX y Link Global (ambas firmaron acuerdos con el operador móvil canadiense Rogers), aunque todavía no realizaron pruebas significativas en el terreno.

Lo destacable de las propuestas de SpaceMobile, SpaceX y Link es que prometen prestar servicios D2D utilizando el espectro que ya poseen los operadores móviles terrestres. Este enfoque tiene la gran ventaja de poder brindar conectividad a millones de clientes de smartphones a través de sus teléfonos actuales, es decir, sin necesidad de adquirir nuevos dispositivos compatibles. Esto le da una gran ventaja inicial en términos de mercado potencial, ya que no hay que esperar a que haya una base instalada compatible lo suficientemente grande para que los números cierren. Sin embargo, la estrategia también requiere que los reguladores aprueben un uso novedoso del espectro destinado en sus orígenes principalmente a usos terrestres.

Si bien el escenario de la conectividad satelital directa al celular está en pañales y que en Argentina todavía no está definido como será el proceso inicial de despliegue de 5G, se trata, sin duda, de una tendencia a tener en cuenta por el regulador. No sea cosa que en un par de años exista la posibilidad técnica de conectarse desde lugares remotos en Argentina y no se pueda porque la regulación no lo previó.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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