Luego de un fin de semana ajetreado por las definiciones de las precandidaturas a presidente de la Nación, con subas y bajas de distintas personalidades de la política local, la principal noticia fue la ratificación de la participación del actual ministro de economía, Sergio Massa. Un hecho que podría darle un renovado impulso a la varias veces postergada licitación de espectro para 5G.
A la conocida influencia de Massa sobre el Enacom (recordemos que su actual presidente, Claudio Ambrosini es lo que se denomina “del riñón” del candidato del oficialismo), se suma ahora el factor campaña. Si bien el proceso licitatorio viene sumando notorios retrasos, el tramo que queda hasta la elección del nuevo presidente podría ser el escenario ideal para anotarse un poroto de campaña. Con indicadores como inflación, nivel de reservas y pobreza que empeoraron durante su estadía al frente de la economía, es ahora momento de dar buenas noticias y de demostrar gestión. Éstas no sólo podrían venir de la mano de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que anuncian como “inminente” y que evitaría un catastrófico default o de un avance veloz en el gasoducto que permitiría exportar gas (y dejar de importar). También aparece en el tablero la licitación de espectro para 5G.
Llevar a cabo exitosamente la licitación de 5G tendría un doble beneficio. Por un lado, por lo que podría llegar a recaudarse (un monto que fue el centro de las discusiones y postergaciones de los últimos meses). Por el otro, porque se podría presentar como una capacidad de gestión que serviría como anticipo de lo que podría suceder en caso de que el actual ministro de economía resultase ungido presidente por la voluntad popular.
Claro que esta puede ser un arma de doble filo. Si el pliego licitatorio tuviera puntos controversiales que resultasen en que al menos uno de los tres bloques de 100 MHz en la banda de 3,5 GHz quedara desierto, sería un revés en un momento muy inoportuno para el candidato del oficialismo. Es por esto por lo que, de realizarse el proceso, será clave que las condiciones sean razonables, contemplando el contexto macroeconómico y sectorial.
Sabiendo que uno de los puntos que más diferencias generó entre regulador y los operadores móviles giró alrededor del precio (y la forma de pago), es una gran oportunidad para presentar un pliego de condiciones que apunte más a las inversiones que a la recaudación. Un modelo del estilo del modelo que adoptó Brasil para su licitación de espectro y que resultó exitoso (algo que sigue demostrando con el rápido avance de los despliegues en aquel país). Adicionalmente, una forma de pago creativa (por ejemplo, permitiendo el pago con bonos de la deuda argentina que reduciría la deuda pública) así como una flexibilidad en los despliegues vinculada al acceso a las divisas necesarias para la importación de tecnología más la disponibilidad de espectro limpio, podrían destrabar definitivamente un proceso que hasta ahora se tradujo más en promesas que realidades y que sólo registra postergaciones desde la fecha inicial, prevista originalmente para febrero del presente año.
No obstante, la decisión de avanzar con la licitación de espectro para 5G está corriendo contrarreloj. Quedan tres meses y medio para las elecciones generales (primera vuelta). Considerando los tiempos que llevaría a las empresas interesadas evaluar el pliego, (del cual hubo poquísimas precisiones hasta el momento), realizar consultas, etc. y diseñar una propuesta, julio debería ser el mes para dar el puntapié inicial. Más allá de este mes, sería complejo. Son tiempos de definiciones y con poco margen para el error. Pero la oportunidad está. Habrá que ver si se la aprovecha.