Los sorpresivos resultados de las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias) alteraron los escenarios y, en algunos casos, asoman replanteos. No sólo a nivel político y económico. También a nivel sectorial.
Una consecuencia directa del mal resultado en las urnas para el gobierno puede verse detrás de una nueva postergación (y van…) del inicio del proceso licitatorio de espectro para 5G. El tratamiento de los pliegos estaba previsto originalmente para la reunión de directorio del Enacom, que tuvo lugar el primer martes posterior a la elección. Una elección que dejó golpeadas a las principales fuerzas con representación en el mismo. Y si bien ahora tendrían la intención de tratarlo la semana próxima, queda la sensación de que el tema quedará en el listado de pendientes para la próxima gestión, que surgirá el 22 de octubre o, más probablemente, luego de un previsible balotaje, el 19 de noviembre. Por varias razones.
Desde el punto de vista operativo, cada semana que se posterga el proceso, las chances de llevar adelante una licitación exitosa de estas características durante la actual gestión se van reduciendo. Los tiempos necesarios para la presentación de un pliego, observaciones y consultas, presentación de propuestas y evaluación de éstas en los 3 meses que quedan hasta la definición de un nuevo gobierno, son exiguos. Se trata de una restricción netamente operativa, sin entrar a considerar las condiciones, lo que incluye el precio.
Justamente, la semana post electoral no dibujó el mejor escenario en lo económico para la licitación que, al menos en la intención del gobierno, busca claramente un perfil recaudador. Pero más allá de las objeciones de los operadores hacia los objetivos económicos pretendidos, la devaluación del peso frente al dólar oficial de esta semana altera cualquier tipo de proyección. Agravado por el impacto inflacionario que la medida ya está demostrando.
Tampoco hay que menospreciar el impacto político del resultado de la elección. Con el candidato del oficialismo (y de quién depende políticamente el Enacom) en un inédito 3º lugar, afrontaría el proceso desde una posición debilitada. A esto hay que sumarle, no sin bastante lógica, que entre las turbulencias macroeconómicas diarias y el foco en una campaña que buscará revertir una situación adversa, la prioridad de avanzar con el tema 5G se diluye en el final de la lista de pendientes.
Por otra parte, también se especulaba con la inclusión del tema Arsat-Libre.ar 2 en la reunión. Quedó para otra ocasión. No hay un escenario hoy para llevarla adelante sin que esto juegue en contra del candidato oficial.
En el otro extremo de los votos, la sorpresiva elección de Milei llevó a reflotar distintas declaraciones suyas sobre los temas más diversos, incluyendo los que impactan en el sector. Se puede hablar aquí del teorema de Baglini. O, mejor, su precedente, la frase de John Galsworthy que sostiene que “el idealismo se incrementa en proporción directa a la distancia de uno del problema“.
Esto se puede observar en su pivoteo en relación al régimen de promoción de Tierra del Fuego. De decir, en mayo de este año, que “es una estafa a los argentinos de bien. Ese régimen a los argentinos les cuesta muchísimo en términos de dinero y del bienestar”, a un más cauteloso “el problema no es que en Tierra del Fuego se pagan pocos impuestos, se pagan muchos afuera”, expresado luego de obtener el 1º lugar en las PASO. No obstante, hay que remarcar que, si dentro de su baja de impuestos se incluye a los aranceles a la importación, el régimen de la isla podría verse fuertemente impactado sin necesidad de introducir modificaciones al mismo.
Por supuesto, surgen otras preguntas. Como, por ejemplo, cuál sería su postura frente al caso Huawei, considerando que en diversas entrevistas expresó su rechazo hacia China como aliado comercial. “No hago transacciones con comunistas“, aseguró en más de una ocasión. Posición que suavizó esta semana al afirmar que “serán socios comerciales del sector privado. No hacemos pactos con comunistas”. También surgen dudas respecto de lo que haría con Arsat, habida cuenta de que se ha manifestado públicamente en contra de las empresas estatales. Con el antecedente del régimen Tierra del Fuego, resta por verse entonces si el fenómeno Baglini/Galsworthy vuelve a producirse en este y otros temas.
Por el lado de Juntos por el Cambio, la fuerza que quedó 2ª en la elección, no hay definiciones en materia del sector tecnológico. Quizás haya que esperar la absorción de un golpe inesperado, así como la unificación de propuestas ahora que se resolvió la interna en las urnas. Pero por lo pronto, no hay nada (que se haya hecho público al menos).
De todos modos, no hay que ilusionarse con mayores definiciones en lo que respecta al sector en las próximas semanas. La agenda tiene muchos problemas más graves y urgentes, amén de tener mayor rédito político que lo que se planee (si es que se hiciera) en materia de telecomunicaciones. Un sector de infraestructura y como tal, con inversiones de largo plazo que requieren de previsibilidad. Quedará para otra oportunidad. “Te la debo”.