Hipótesis de conflicto: Las tensiones entre China y Taiwán, que volvieron a reavivarse esta semana por los ejercicios militares chinos alrededor de la isla, también tienen su correlato en la industria tecnológica. Sabido es que Taiwán es estratégica ya que allí TSMC fabrica sus chips más avanzados, por lo que una eventual invasión china a la isla tendría un impacto potencialmente muy negativo. Como una forma de asegurar que las mismas no caerán en manos invasoras, desde TSMC indicaron que las fábricas podrían desactivarse ante esa eventualidad, de manera similar a lo que se puede hacer con un smartphone robado o perdido. Esta situación también agrega un grado más de tensión entre China y los EEUU, razón por la cual Microsoft comenzó a ofrecer el traslado a otros países a cientos de empleados basados en China que trabajan tanto en computación en la nube como en inteligencia artificial. Curarse en salud se llama.
Inteligencia local: No es novedad que la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados. Ya la semana pasada, Open AI asombró al mundo con las nuevas capacidades de su ChatGPT que permite interactuar con la IA de manera natural y humanizada. Llamativamente, desde Microsoft (inversor en Open AI) se oponen a esta “humanización”, prefiriendo un enfoque más práctico, que lo asimila a una herramienta. En esta línea, presentaron una nueva generación de PC con Windows que están diseñadas para usar Copilot gracias a la utilización de chips de Qualcomm concebidos específicamente para proveer capacidad para IA con alta eficiencia energética a nivel local, sin necesidad de acceder a la nube. Una apuesta que podría, ahora sí, marcar el fin del “matrimonio” Wintel luego de tantos años.