Santísima Trinidad

En un mundo hiperconectado, las alternativas para la conectividad fija son múltiples: fibra óptica, HFC (cablemódem), ADSL, inalámbricas (con espectro licenciado y no licenciado), 5G (en su versión FWA), satélites GEO y LEO. Sin embargo, los desarrollos de los últimos años llevan a un escenario dominado por tres tecnologías, la fibra óptica, 5G FWA y los satélites LEO. Mientras tanto la industria atraviesa un período de transición tecnológica que no será breve.

Cada una de estas tecnologías, que se perfilan como dominantes, estarán orientadas a satisfacer las necesidad de conectividad de distintos segmentos, particularmente en relación a la densidad poblacional del área a atender, aunque transitoriamente se pueden aplicar otros criterios.

Claramente, la fibra óptica es sin dudas la tecnología nec plus ultra en términos técnicos como ancho de banda, latencia, estabilidad y confiabilidad. En un mundo ideal, toda la conectividad fija estaría basada en fibra óptica. Pero los ideales no siempre se dan. Así, por lo pronto la fibra reina en las zonas urbanas de alta y media densidad, donde el costo de despliegue puede amortizarse entre una buena cantidad de hogares, empresas y comercios. Es por esto por lo que normalmente los despliegues arrancan en las zonas más pobladas o con mayor densidad de empresas. Pero a partir de allí, el ritmo se ralentiza.

Cuando la densidad poblacional o edilicia comienza a menguar, el escenario se presenta más propicio para el 5G en su versión fija, la FWA. Esta tecnología permite alcanzar especificaciones técnicas competitivas frente a la fibra, especialmente en términos de ancho de banda y latencia, pero con la ventaja de menores tiempos de despliegue más que en costos. Evita tener que postear y tender cableados (ni que hablar si el despliegue debe ser soterrado) y al instalar una antena, automáticamente se cubre una zona razonable. No obstante, de manera similar o peor que en los despliegues de fibra, debe afrontar los costos (en dinero y tiempo) de obtener los permisos municipales para instalar el equipamiento necesario. Lógicamente, hay otras alternativas inalámbricas en funcionamiento, pero no pueden competir con 5G FWA en cuanto a ancho de banda y latencia. No obstante, seguirán vigentes por un largo rato, hasta tanto quienes posean espectro para 5G no instalen sus antenas en sus áreas de cobertura. Cuando lo hagan, sus días estarán contados.

Finalmente, en zonas de baja densidad o mal atendidas tecnológicamente, la irrupción de los satélites LEO, con buen ancho de banda y latencia razonable, alteraron el panorama de forma tan radical que ya prácticamente no queda un lugar en el planeta sin contar con la capacidad de estar conectado. Un escenario que si bien hoy es dominado claramente por Starlink tendrá en un mediano plazo una ampliación de oferta considerable.

También hay escenarios de transición, donde tanto el satélite como 5G FWA aportan capacidad frente al cobre y los otros inalámbricos hasta tanto llegue la fibra. En el caso de 5G FWA, algunos operadores están avanzando con esta tecnología en forma provisoria para incorporar clientes en zonas donde aún no llegó la fibra al hogar. Una forma de asegurar clientes a los cuales se les podrá hacer un upsell cuando se disponga de fibra en su área. Tal es la estrategia que llevan adelante empresas como AT&T en los EEUU o Vodafone en el Reino Unido para competir con el cable hasta contar con fibra propia. No obstante, el uso de 5G FWA está restringido a zonas con capacidad sobrante para no afectar la calidad de los servicios móviles.

Otro escenario de transición, que sin dudas será menos frecuente pero no deja de ser interesante, es la sustitución del cobre por el satélite. Esto se da en casos como el de Bouygues en Francia, que está desmantelando su red de acceso de cobre (pilar histórico de la telefonía fija y el ADSL) en todo el país. La empresa eligió a Starlink para actuar como alternativa allí donde no llegó aún con la fibra o donde la cobertura de 5G es insuficiente.

En Argentina, estos escenarios están todavía a años vista. La fibra representa apenas el 35% de los accesos de banda ancha y compite con el HFC que todavía tiene paño para cortar. El 5G recién arranca, y aunque empresas como Telecom prevén despliegues puntuales de FWA sobre esta tecnología, todavía falta mucho para ser una alternativa real frente al ADSL o las otras tecnologías inalámbricas. Pero este escenario de la santísima trinidad tecnológica, tarde o temprano, llegará y habrá que preverlo.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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