Sin ningún lugar a dudas, e independientemente de las simpatías políticas, el 2024 viene siendo un año difícil desde la perspectiva económica y social. La fuerte devaluación de fines del 2023, el ajuste en el gasto público y una disparada de la inflación que luego fue moderándose, impactaron en los ingresos de la población. En este escenario, el mercado de las telecomunicaciones combinó el contexto macro con la dinámica propia de cada uno de los servicios, algo que se ve reflejado en las cifras que acaba de publicar el Enacom al cierre del primer semestre del año.
Visto en términos de suscripciones, los únicos servicios que zafaron de variaciones negativas fueron los lógicos: la telefonía móvil y el acceso Internet que, aunque modestamente, mostraron un crecimiento del 0,2% y 0,1% respectivamente. Distinta fue la suerte del resto, con una caída del 2,6% en TV por cable, 4,4% en telefonía fija y un 9,3% para la TV satelital.
A pesar de que las empresas proveedoras ajustaron sus precios por encima de la inflación en algunas ocasiones en búsqueda de recomponer ingresos que en los últimos años habían perdido, los móviles y el acceso fijo a Internet volvieron a demostrar su valor para los consumidores. Si bien hubo voces que hablaban de bajas del servicio, ambos resistieron la tormenta. Lógicamente, hubo rebajas en los precios como estrategia de retención en varios casos en que los consumidores pedían la baja. Esto fue cuantificado por CABASE en su informe “Internet Index”, donde señala que, entre quienes buscaron medidas para paliar la situación económica, un porcentaje relevante solicitó la baja del servicio y obtuvo un descuento en sus abonos. Éstos alcanzaron el 52% en el caso de la telefonía móvil y el 44% para el acceso fijo a Internet.
Sin embargo, los descuentos obtenidos en el caso de telefonía fija y TV paga no alcanzaron para contener las bajas. Esto puede interpretarse como que son servicios que están perdiendo valor a los ojos de los consumidores, tal como se viene manifestando en las mediciones anteriores. El caso de la telefonía fija es el más evidente, siendo un servicio que ha sido sustituido por los móviles y seguirá siéndolo, sin ninguna duda. En el caso de la TV paga, tanto por cable como satelital, se hace más evidente su sustitución por el streaming. No se trata únicamente del impacto de las plataformas OTT como Netflix o Disney+, sino también el uso de YouTube para acceder a contenidos televisivos, como es el caso de los canales de noticias o los de TV abierta, ambos con transmisiones en vivo a través de esta plataforma. En el caso puntual de la TV satelital se suma la extensión de las redes de banda ancha cableadas y, algo todavía incipiente, la llegada de Starlink que habilita el consumo de streaming allí donde no había conectividad a Internet o era de poca capacidad como para esta práctica. [Dato de color: nadie obtuvo un descuento de su servicio de streaming por solicitar la baja]
A futuro, todo parece indicar que estas tendencias se mantendrán. Si, como afirman desde el gobierno, lo peor ya pasó (aunque el ajuste seguirá), es de esperar que el crecimiento en acceso a Internet y móviles se mantenga, aunque siempre a tasas moderadas. En ambos casos por tratarse de servicios con alta penetración, algo más marcado en el caso de los móviles que ya se manejan en niveles de crecimiento vegetativo. Pero difícilmente la tendencia se revierta para el resto. Es que más allá del contexto macroeconómico, el cambio de era es evidente aunque la velocidad de éste varíe según el servicio.