Llegando al cierre del año, es el momento indicado para alzar la vista y mirar un poco más allá para tratar de inferir que traerá el 2025 para el sector en Argentina. Luego de un primer semestre muy duro en el 2024, los indicadores comenzaron a mejorar lentamente a nivel país y también para las empresas de telecomunicaciones, en un escenario que tiene a los operadores confiados en que el año que se acerca será mejor.
Algo que se dio en el año que termina, y probablemente se mantenga en el 2025, tiene que ver con la revaluación del peso (alias dólar barato). Esto tiene un impacto positivo en varios aspectos. Por un lado, reduce los costos de las inversiones que son en dólares (equipamiento, servicios, licencias, etc.). Amén de mejorar la rentabilidad, también permite pensar en un despliegue más agresivo de fibra, en la fija, y de 4G y 5G, en la móvil. Por otra parte, servirá para mejorar el ARPU (ingreso promedio por usuario) así como los balances en general, situación positiva no sólo para aquellas empresas que son parte de multinacionales sino también para aquellas netamente locales frente a sus inversores o en búsqueda de financiación.
A diferencia de lo que ocurre en otros sectores (como la industria), donde un dólar más accesible significa una mayor relevancia de bienes importados, mayormente el sector de las telecomunicaciones no es permeable a la competencia del exterior. Sin embargo, esto si se verificará en el caso de aquellos ISP que compiten directamente con Starlink en zonas rurales y algunas suburbanas. Para potenciar esta situación, está previsto que en el 2025 comience a operar Kuiper (la constelación LEO de Amazon), que no sólo agregará un oferente más sino que también comenzará a competir con Starlink, lo que puede presionar los precios a la baja para desgracia de los ISP locales mencionados.
Siguiendo en el tema satelital, el 2025 promete ser un año de mucha expansión a nivel local. En menos de un año de operaciones, Argentina se convirtió en uno de los mercados más importantes para Starlink, a pesar de que su desembarco resultó un tanto súbito luego de que el gobierno decidiera sorprender con la apertura de los cielos satelitales en los albores de su gestión. Un poco a las apuradas hubo que comenzar a desarrollar canales en el país (tanto de resellers como de VAR) al tiempo que las empresas no lo tenían previsto en sus presupuestos para el 2024. No será el caso del 2025, donde habrá un mayor desarrollo de canales para Starlink como OneWeb y Kuiper, tanto para el segmento corporativo como el residencial. En ambos casos, esta situación ya se da de hecho, con ISP que revenden Starlink no oficialmente pero comprando las antenas y cargando el costo en sus propias tarjetas de crédito. Desprolijo, pero funciona.
Por otra parte, un dólar “barato” y una brecha cambiaria que podría desaparecer en el 2025 seguramente influyan para poner la lupa sobre el régimen de Tierra del Fuego. Cuando la brecha desaparece, crece el contrabando. Cuando la brecha es alta, como sucedió en años anteriores, el alto costo de la producción local se ve maquillado, ya que el mercado informal se mueve con el dólar blue mientras que Tierra del Fuego lo hace con el oficial. Pero si, como adelantan desde el gobierno, en el 2025 finalmente se levanta el cepo cambiario, ya no habrá razones para operar con el blue, que seguirá existiendo pero marginalmente. A esto habrá que sumarle que medidas como los cambios en el sistema de courier para envíos internacionales combinadas con la eliminación del impuesto PAIS darán lugar a un escenario favorable para las importaciones individuales. Para mitigar el impacto de un dólar bajo, como para el resto de la economía, es imprescindible bajar costos, fundamentalmente el fiscal (aunque no es el único).
En línea con esto, resultó significativo que el Enacom le pidiera a la GSMA un informe titulado “Precios de smartphones 5G en Argentina”. El mismo muestra a la falta de asequibilidad de los dispositivos como la gran traba de la brecha digital en el país. Pero además, en el mismo se realiza una comparativa de precios entre los equipos disponibles en Argentina versus otros mercados de la región donde, lógicamente, el país queda mal parado. Pero además, en alguna medida (voluntaria o involuntariamente) el regulador está poniendo bajo la lupa al régimen de Tierra del Fuego. En los hechos, ha sido una de las pocas políticas de Estado, ya que se mantuvo vigente con gobiernos de todo tipo e ideología. Habrá que ver si hay voluntad para avanzar sobre un régimen muy cuestionado que ciertamente merece ser revisado, así como los costos agregados de la producción local.
Por otra parte, luego de un año que tuvo mucho de mirada introspectiva y orden interno para el Enacom, podría esperarse que en 2025 el regulador dedique más atención al mercado, avanzando sobre temas pendientes, como el caso del espectro atribuido pero sin uso para 4G y 5G o la prometida reformulación del Servicio Universal. También, aunque esto no depende exclusivamente del regulador, la redefinición del rol de Arsat así como la eliminación de las trabas a los despliegues.
En materia de 5G, no es de esperar que haya un avance significativo de la tecnología FWA (acceso fijo inalámbrico) en Argentina, si bien sigue siendo el principal caso de uso real de esta tecnología a nivel internacional. No obstante, todavía el costo del equipamiento es alto como para ser una alternativa de peso frente a las redes de fibra óptica.
En definitiva, el 2025 se presenta como un año que tiene el potencial para ser muy bueno para la industria, pero su suerte estará atada a los avances de la economía en general y de la regulación sectorial en particular. Hay razones para ser optimistas, pero habrá que esperar a que los cosas se den como deseadas.