Como sucede todos los años alrededor del 17 de mayo, día mundial de Internet (que también es el día mundial de las telecomunicaciones y la sociedad de la información), la Cámara Argentina de Internet (CABASE) organizó el encuentro anual Internet Day. Quizás el evento más relevante de las telecomunicaciones locales junto con las jornadas de ATVC. Por lo tanto, lo que allí sucede y se dice es relevante para el sector, ya que es una ocasión para tomar el pulso de lo que acontece en materia de telecomunicaciones en el país.
Considerando este contexto, resultó decepcionante la ausencia de los funcionarios con intervención directa en la regulación del sector, como fue el caso del interventor del Enacom y del subsecretario de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Una ausencia que se confirmó a menos de 24 hs. de su participación y que privó a los asistentes de la posibilidad de oír, de primera mano, mayores precisiones sobre temas que afectan al sector, tales como detalles respecto de la aplicación de los fondos del Servicio Universal (que paradójicamente no existe más pero sigue existiendo), qué uso se le dará a las grandes cantidades de espectro todavía sin uso y que generan expectativas entre aquellos que quieren incorporar movilidad a su oferta, así como decisiones respecto al uso de espectro para WiFi.
Otro punto alto tuvo que ver con la presión impositiva, un tema que, nuevamente, estuvo presente. Es que el conjunto de impuestos y tasas aplicadas por el Estado en sus tres niveles sigue siendo un tema álgido. A nivel nacional, alcanzan al 38%, a lo que hay que sumarle otros tributos, principalmente Ingresos Brutos. Se trata de una carga pesada ya que se aplica sobre la facturación, independientemente de la existencia de ganancias o no y que tiene aplicación en cascada. A lo que se suma una importante dispersión en la alícuota dependiendo del Estado provincial que lo aplique. Según un relevamiento realizado por el Centro de Estudios en Finanzas Públicas de la Universidad Nacional de La Plata (CEFIP-UNLP) a pedido de CABASE, la alícuota de Ingresos Brutos es del 4,21% en promedio, aunque con máximos del 5,5%, lindando con lo confiscatorio. Más detalles en el siguiente gráfico.

Otro tema del cual se habló durante el evento (tanto en el estrado como en los pasillos) es el de la consolidación de la industria. No obstante un contexto de ingresos totales decrecientes, al igual que lo que sucede con el ARPU, con bajo crecimiento en clientes resultantes de la madurez de servicios como el acceso de banda ancha y la telefonía móvil, mientras otros están en retroceso, como la TV paga y la telefonía, los operadores tienen ante sí un importante esfuerzo inversor. En el caso de los ISP, por la migración del cobre (par telefónico o coaxil) hacia la fibra óptica implica no ya una simple actualización sino un recambio total de sus redes. Algo similar ocurre con los ISP que proveen servicios inalámbricos, ubicados ante la necesidad de dar respuesta a los despliegues de fibra de sus competidores a lo que más recientemente se agregó la competencia satelital, particularmente de parte de Starlink, que en un año alcanzó alrededor de 150.000 conexiones. Un escenario que exige un esfuerzo inversor no menor en modernización de sus redes que no necesariamente le proporcionará ingresos significativamente mayores, aunque sí más eficiencia. En caso de no hacerlo, la alternativa es vender (y de hecho hubo algunos fondos de inversión circulando por los pasillos en busca de oportunidades) o seguir operando como están hasta que ya no se pueda sostener.
La situación actual de la industria demanda dos cosas: reducir costos y optimizar las inversiones. La reducción de costos incluye, como para muchos sectores de la economía, una disminución de la presión impositiva. Un proceso iniciado a nivel nacional pero no tanto en los niveles provinciales y municipales. Todavía queda bastante camino por recorrer. La optimización de inversiones pasará por una profundización de diversos modelos de compartición de infraestructura, tanto pasiva como activa, así como la eliminación de trabas a los despliegues provenientes tanto desde el sector público como el privado. Paralelamente, ambas líneas de acción son las que motivan un incipiente proceso de consolidación que no debería ser frenado pero sí encauzado, para que sirva de impulso (aunque en una nueva configuración) y no de obstáculo. Una tarea que debe llevar adelante el regulador, por lo que su presencia en el evento hubiera sido valiosa para conocer su visión y, eventualmente, sus líneas de acción. Será en la próxima.