Transcurrido el primer trimestre, y con un panorama más claro de cuáles serán las grandes líneas de la macroeconomía argentina, el 2024 se presenta como un año que, aún en las estimaciones más optimistas, será duro. Inflación, en retroceso pero todavía alta, que erosionó los ingresos. Precios en reacomodamiento que reordenan las prioridades de gastos. Recurso a “canutos” en dólares (alias el fondo anticíclico de las familias) devaluados ante una divisa planchada durante meses de alta inflación. Un contexto recesivo que se refleja en la caída de la recaudación impositiva de IVA y Ganancias, y donde sólo se salvan aquellos por derechos de exportación e impuesto PAIS. Con este escenario, cabe preguntarse cuál será el impacto en el sector de las telecomunicaciones, con servicios de distinta valoración y diferentes sustitutos.
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