Modorra regulatoria selectiva

Esto es lo que se observa en el gobierno en muchos aspectos vinculados a las telecomunicaciones. Pero esta modorra no es generalizada, tal como sucede en la aprobación de las adquisiciones de empresas.

 

Ya son conocidos los casos de Telmex y Nextel, ambas en la dulce espera de la aprobación de sus compras de Ertach y Velocom respectivamente. A éstas hay que sumarle el caso de Global Crossing, cuyo Managing Director regional declaró hace unos días en el diario El Cronista que aún esperaban la aprobación de la adquisición de Impsat.

 

En todos estos casos, Defensa de la Competencia emitió su visto bueno, pero es el área específica que involucra a CNC, Secretaría de Comunicaciones y Ministerio de Planeamiento donde la aprobación definitiva de estas operaciones sufre la amansadera.

 

Esta situación tiene dos aspectos que la hacen inentendible. Por un lado, no existen elementos objetivos para no dar luz verde a estas operaciones. Por el otro, atentan contra mayores inversiones, ya que es muy difícil pedirle a los accionistas que aprueben fondos para operaciones cuya aprobación definitiva no está dada. En definitiva, se trata de decisiones.

 

Esto no resulta coherente con el accionar del gobierno en otros casos, como la fusión entre Cablevisión y Multicanal, que tiene más elementos para analizar en profundidad desde el punto de vista de concentración monopólica, aprobada en tiempos récords (más allá de que después se agiten fantasmas de una posible marcha atrás).

 

Realmente, no se entiende la lógica detrás de todo esto. Aunque también es justo decirlo, tampoco se entiende la lógica detrás de muchas de las decisiones tomadas en los últimos tiempos. Paciencia y tomar quina, que es la mejor medicina.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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