Poniendo Coto

Tiempo atrás comentamos sobre un conflicto que se produjo en los EE.UU. como consecuencia de la decisión de Comcast de limitar el ancho de banda a sus usuarios más intensivos. El caso es interesante de seguir ya que puede ir marcando el camino por el que evolucionarán las políticas de conectividad de los ISP habida cuenta de que el consumo de ancho de banda no para de crecer.
Comcast anunció que a partir de octubre pondrá un límite de tráfico mensual de 250 Gb para sus clientes residenciales. En principio, este límite no afectaría a la mayoría de éstos, quienes, según la empresa, tienen un consumo promedio de aproximadamente 3 Gb. Tan sólo un 1% lo excedería.
Efectivamente, 250 Gb parece un límite muy lejano. Pero probablemente las quejas surjan el día de mañana, cuando lo que hoy se considera excesivo sea el equivalente al consumo promedio. En esto influirá el aumento del consumo de video de alta definición así como los futuros juegos online. Lo que está haciendo Comcast es plantear un límite bien alto para el consumo actual de forma tal de evitar una avalancha de reclamos.
Quienes deben comenzar a preocuparse son aquellos que tienen o planean un negocio basado en el streaming de video (mercado donde cada vez más jugadores se suman a YouTube), ya que estos límites al consumo terminará impactándolos negativamente. De esta forma, Comcast, que es el mayor operador de cable de los EE.UU., también estaría cuidando su negocio de TV. Es que 250 Gb sería el equivalente a 4 hs. diarias de televisión de alta definición por día (según los que saben, que no es nuestro caso).
La tendencia hacia el pago por uso de ancho de banda tiene elementos que hacen pensar que está aquí para quedarse. Generalmente se suele decir que los consumidores ya pagan por uso, como sucede con la electricidad o el gas. Pero en el caso del ancho de banda, se agrega un factor adicional que atenta contra las tarifas planas: su consumo no para de crecer, mientras que el de la electricidad o el gas, lo hacen a un ritmo claramente menor, si es que no disminuye como consecuencia de las optimizaciones en el consumo. Así, las inversiones requeridas para satisfacer la creciente demanda de ancho de banda son incesantes.
Ante este panorama, quizás haya nuevos incentivos para mejorar los mecanismos de compresión, algo que hasta ahora no venía dándose demasiado debido a la generosidad de los anchos de banda. Pero dicen que las cosas buenas no duran para siempre.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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