Estrella ascendente

En momentos en que el mercado de telefonía celular se encuentra maduro por su altísima penetración, donde sólo cabe esperar que el grueso de los nuevos clientes provenga del crecimiento vegetativo de la población (los adolescentes y preadolescentes que vayan llegando a su primera línea propia), el foco estará puesto cada vez más en lograr que los actuales clientes aumenten su consumo. Y para eso, nada mejor que nuevos servicios que ayuden a inflar el famoso ARPU (ingreso promedio por usuario, de sus siglas en inglés).
Sin dudas que entre los servicios que más pueden contribuir a este fin se encuentra el uso de Internet móvil, y para ello, nada mejor que un smartphone. No se trata de una categoría nueva, pero es evidente que toda la expectativa creada alrededor del lanzamiento del iPhone tuvo como efecto colateral el de generar conciencia de que se puede acceder a Internet desde un celular y utilizar sus diversos servicios (mail, mensajería instantánea, navegación, etc.). Otro efecto fue el de despertar a sus competidores, lo que produjo el lanzamiento de nuevos equipos con características más atractivas por parte de Blackberry, Nokia, Motorola, HTC y otros, algunos con precios muy agresivos.
Por ahora este mercado se encuentra en la etapa del despegue. Al mes de agosto aproximadamente unas 320 mil líneas correspondían a smartphones, con lo que es de esperar que termine el año por encima de las 400 mil. En términos relativos, este segmento pasaría de ser poco más del 1% de las ventas durante el 2007 para alcanzar el 3% en el 2008. Un porcentaje bajo pero con un crecimiento importante tanto en términos relativos como absolutos.
Obviamente, no puede hablarse de un mercado que explotó. Para ello, todavía falta que se den varios factores. Uno es la mayor cobertura de las redes 3G, y esto lleva tiempo y dinero. Otro es el tema precio, tanto en terminales como en abonos de datos. Por ahora estos equipos llegan al público con precios que van desde los US$ 300 a 500 (a veces menos si se trata de empresas que pueden negociar por volumen). Para que el mercado explote, llegando mayormente a usuarios individuales, los equipos deberán tener un precio por debajo de los US$ 200, y será masivo cuando alcancen la marca de los US$ 100. Obviamente, para ese entonces los abonos deberán haber descendido en la misma proporción en que lo hicieron los de banda ancha fija a Internet en su momento, que arrancaron en unos $ 120 y se masificaron cuando llegaron a los $ 50 mensuales. A valores más constantes (si es que los hay) el precio del abono de Internet móvil debería estar en alrededor de US$ 20 mensuales (hoy está en aproximadamente US$ 40, o menos, en la medida en que la cotización del dólar siga subiendo).
Evidentemente, esta combinación de factores no está a la vuelta de la esquina. Pero si se observa lo que pasó con la telefonía celular tradicional en los últimos 4 años, se verá que el escenario planteado no es descabellado ni mucho menos. Es sólo cuestión de esperar que la tecnología y las economías de escala hagan lo suyo. Al menos, no se trata de largo plazo.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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