Heridas de guerra

Era el fin de la guerra de los discos de video en alta definición: grandes estudios hollywoodenses se definían exclusivamente por el Blue-Ray y Toshiba anunciaba que no iba a fabricar más reproductores y grabadores de HD. Sony, vencedor y fabricante del disco azul, se mostraba optimista respecto del futuro. Sin embargo, con el año cerca de terminar, el Blue-Ray parece que salió muy herido de una batalla que peleó  demasiado tiempo.
El escenario del mundillo del video hogareño es muy distinto a aquél del 2006 (cuando el formato se introducía definitivamente): asistimos a la desaparición del formato de los discos ópticos en favor del formato digital. Pasó con la industria musical y nada parece evitar que suceda lo mismo con la cinematográfica. La televisión digital ofrece películas y otros contenidos en alta definición a sólo un botón del control remoto de distancia. Inclusive en Argentina, tanto DirecTV como Cablevisión anunciaron en la última semana la disponibilidad de canales HD. La Apple Store, posicionada como líder mundial en venta de música a nivel mundial, ya empezó a brindar películas en alta definición a sólo un click de distancia.
Por otro lado, los precios de los reproductores y los títulos son demasiado altos para competir con los del confortante y estable DVD. Ni hablar de las complejidades técnicas que pueden atemorizar a un consumidor tradicional. Además, el catálogo disponible necesita ampliarse pero se enfrenta a los altos costos de licencia que se imponen sobre los productores de películas de bajo presupuesto.
El mercado parece saturado de oferentes para la demanda existente y el futuro del Blue-Ray se avizora tumultuoso. Inclusive, algunos se animan a pronosticar que en cinco años el formato estará muerto. Steve Jobs, siempre un adelantado en entretenimiento digital y fresco de vencer a las discográficas, declaró lapidariamente que están esperando que el formato “despegue en el mercado”. A los que siguen optimistas conviene recordarles que si bien la batalla puede haber terminado con una victoria, otra victoria igual puede suponer una derrota.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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