Con la crisis en los EE.UU., sus habitantes están descubriendo el valor del prepago para la telefonía celular, quien está cambiando su imagen de ser un mafia phone (utilizado por quienes no quieren dejar rastros) por la de ser una alternativa inteligente a los abonos en tiempos de malaria. El problema es que en aquél país no funciona la modalidad “el que llama paga”, por lo que no hay un control total del gasto. Así, el atractivo del prepago no es tanto, lo que limitaría su adopción.