Como resultado de la proliferación de múltiples dispositivos electrónicos (celulares, smartphones, netbooks, smartbooks, e-readers, GPS y otros), con mayor o menor capacidad de procesamiento pero todos ellos con posibilidades de conectividad inalámbrica (y crecientemente hacia redes celulares además del WiFi), la resultante será que algunos parámetros tradicionales de la industria queden de lado.
Tal es el caso de los porcentajes de penetración basados en la población, los cuales dejarán de tener sentido. Ya no será una conexión por usuario (como pasa con los celulares), si no que una misma persona tendrá 2, 3 o más equipos conectables. Así, penetraciones del 200 o 300% no serán raras en un plazo no tan largo.
Trasladando esto a la industria móvil, las participaciones de mercado de los operadores medidas en términos de líneas dejarán de tener relevancia, volviéndose a factores más clásicos como la facturación, que a fin de cuentas es lo que vale.