Escapando a la banda angosta

Aunque con un desfase en el tiempo, las operadoras móviles están siguiendo los pasos de sus hermanas mayores, las fijas. Esto es, pasar de un negocio donde la voz es lo único a otro donde los datos crecen en importancia, a punto tal de convertirse, más tarde o más temprano, en “el” negocio.
Esta  semana hubo una declaración interesante proveniente del CEO de Ericsson. Según el ejecutivo, en diciembre último tuvo lugar un hito histórico: por primera vez, el tráfico de datos superó al de voz en las redes móviles. Para no reducir una tendencia a un simple hecho, también agregó que el tráfico global de datos por redes móviles se triplicó tanto en 2008 como en 2009 y que se prevé que se duplique anualmente en el próximo lustro.
Detrás de este meteórico crecimiento está el interés por acceder a Internet, tanto desde smartphones como portátiles. Pero el CEO indicó también que las redes sociales son una de las principales fuentes de consumo de datos móviles. Por el lado de los dispositivos, resulta también interesante que los 400 millones de terminales con acceso a Internet a nivel mundial generan más tráfico de datos que el de voz proveniente de los 4.600 millones de celulares a nivel mundial. O sea, menos del 9% de los terminales generan el 50% del tráfico, con lo que van camino a confirmar el teorema de Pareto.
Este escenario obviamente no es inocuo para la industria en general, exigiendo respuestas por parte de reguladores, fabricantes de infraestructura, terminales, aplicaciones y operadores.
Los reguladores deberán estar atentos a las limitaciones de espectro, propiciando la optimización de su uso y otorgando nuevas frecuencias que den respuesta a las mayores demandas (¡teléfono Secom!). Si así no lo hicieran, deberían asumir su cuota de responsabilidad en las deficiencias del servicio.
Los proveedores de infraestructura, beneficiados por el recambio a 3G primero y a 4G luego (sea LTE o Wimax), deberán aportar lo suyo, mejorando la optimización del uso del recurso escaso (espectro), con mecanismos tales como la compresión y otras técnicas de dominio de los ingenieros. A esto se le puede sumar la puesta a punto de propuestas basadas en la tecnología Femtocell.
Tampoco pueden desentenderse los fabricantes de terminales. Sotto voce, los operadores locales se quejan del iPhone, el cual, aseguran, es muy ineficiente en el consumo de datos (probablemente por provenir de una empresa cuyo origen fue la fabricación de computadoras y no de celulares). Es quizás por esto que, a pesar de usar la imagen del iPhone como herramienta comunicacional, son pocas las unidades que se importan en Argentina. No quieren llenar su red de terminales “glotonas”. Otros fabricantes buscan sus caminos, como Blackberry que comprime los datos que viajan por su red. O Motorola, que con su nuevo servicio Blur para smartphones con Android establece un sistema push de datos (como mails, actualizaciones en Facebook y otras redes sociales, etc.) que evita que el terminal esté regularmente consultando a los distintos servicios por novedades (generando tráfico innecesario).
También los proveedores de contenidos y aplicaciones deben optimizarlas para una red que no tiene la capacidad de su versión fija. Decididamente, un sitio en Flash o cargado de imágenes y videos siguen siendo un desafío para las redes móviles.
Amén de los usuarios, los operadores son los más afectados por este explosivo crecimiento de la demanda, tanto en términos económicos (por las inversiones necesarias) como tecnológicos (tampoco se puede instalar una antena en cualquier lado). Y mientras las soluciones del ecosistema no lleguen (espectro, eficiencia de redes y terminales y adaptación de sistemas y contenidos), irán frenando la demanda con tarifas y limitaciones de tráfico, algo que como usuarios es fácil de ver.
Si la industria en general no avanza hacia un uso racional de un recurso escaso como es la capacidad de las redes inalámbricas, la opción WiFi como puerta de entrada a las redes de banda ancha fija será la alternativa, aunque esta implique una movilidad y ubicuidad limitada. Otra, de la cual aún ni se habla en Argentina, es la tecnología Femtocell.
Esta situación podrá generar decepción en muchos, a quienes proveedores de infraestructura, fabricantes de terminales y operadores prometieron una Internet igual a la que conocían pero sin ataduras. Lamentablemente, fueron víctimas de los discursos marketineros.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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