Parcialidad de la red

En la medida en que crece y se hace más intenso el uso de las redes que conforman Internet, aumentan las presiones por parte de los operadores que proveen la infraestructura para cobrar no sólo por ancho de banda sino también por tráfico cursado.

Esta semana Telefónica dio en España un paso adelante en este sentido, proponiendo al ente regulador de aquél país una modalidad de cobro por tráfico a nivel mayorista. Por otra parte, el operador español también propone un sistema para priorizar determinados tráficos de datos por sobre otros, siempre a nivel mayorista, decisión que se emparenta con el tan discutido tema de la neutralidad de la red.

En realidad, se trata de dos caras de una misma moneda. Y ambas tienen que ver con un creciente consumo de datos que llevará, tarde o temprano, a la necesidad de una actualización de la red, especialmente a nivel de la famosa última milla. La primera se dio en ocasión del surgimiento de la banda ancha, en la segunda mitad de la década de los 90. Cuando se pensaba que las empresas telefónicas perecerían por no tener redes aptas para dar mayor ancho de banda que el que ofrecía el dial up, el surgimiento y despliegue de tecnologías ADSL potenciaron la vida del par de cobre. En la actualidad, si bien el ADSL permite velocidades máximas teóricas de 24 Mb, lo cierto es que sus limitaciones comienzan a aflorar, siendo el próximo paso el despliegue de fibra óptica hasta la casa del abonado, como ya está sucediendo en mercados más desarrollados. A diferencia del ADSL que permitió sacarle el jugo al cable de cobre usado para telefonía, la utilización de fibra óptica implica prácticamente hacer una nueva red. Pero nadie quiere embarcarse en semejante inversión si no ve el retorno de la misma.

Sin dudas que el contenido más demandante para las redes es el video, y el tráfico de éste ha aumentado notablemente, representando actualmente un tercio de lo que viaja por la red pero estimándose que alcance al 91% para el 2014, según Cisco. Se podrá decir que la de Cisco es una opinión interesada (además de poner cableados de mayor capacidad, también hace falta hardware en la red que la maneje adecuadamente), pero lo concreto es que el consumo de video por la red está en una etapa casi prehistórica. YouTube nacía hace apenas 5 años atrás, y lo que en su momento eran sólo videos de bajísima calidad y corta duración hoy está mutando a material en alta definición con duraciones superiores a una hora en el caso de las películas. Por otra parte, hoy surgen propuestas como las de Google TV o Apple TV, así como servicios como Netflix, Hulu y tantos otros que están llevando los contenidos históricamente distribuidos por redes de aire, cable o satélite a Internet (con la consiguiente preocupación de los operadores de redes de TV paga, pero eso es tema de otro análisis).

De esta forma, no sólo se hace cada vez más patente la necesidad de aumentar las capacidades de transmisión de las redes sino también la de priorizar los contenidos en función de su criticidad. Mientras que no hay mayores problemas en que un mail tarde un minuto más en llegar o que una página tarde unos segundos más en cargar o que una descarga P2P tarde más tiempo en completarse, sí afecta que el mayor tráfico puede generar demoras en el flujo de datos correspondientes a una comunicación VoIP o una transmisión de video.

Surge así el tema de la neutralidad de la red. Y esta puede ser vista de dos formas. Una es la negativa, y que corresponde a que el dueño de la red pueda decidir arbitrariamente a qué contenidos darle prioridad. Tal podría ser el caso de un operador que tenga un acuerdo con un buscador (por ejemplo Google), para que sus datos viajen prioritariamente respecto de otro buscador (por ejemplo Bing). Aquí se produciría una discriminación claramente perjudicial siendo que ambos ofrecen el mismo servicio. Pero si esa discriminación tiene que ver con el tipo de servicio, por ejemplo video por sobre mail, en la medida en que todo flujo de video reciba el mismo tratamiento, no habría un trato diferencial entre YouTube y Vimeo, por ejemplo, con lo cual no se estaría beneficiando a un sitio en detrimento del otro.

Por supuesto que desde una perspectiva comercial, nadie querrá que le alteren las condiciones contractuales con su ISP (lo que fuera la causa del fracaso del intento de Telecom Argentina por cobrar por tráfico unos años atrás). Así, lo más probable es que el criterio de pago por uso se comience a aplicar en las futuras nuevas capacidades. De esta forma, quien contrata hoy una tarifa plana por una conexión de 3 Mb sin límite de tráfico seguirá pagando lo mismo. Pero cuando quiera cambiar por una de 50 Mb, probablemente deberá aceptar alguna modalidad de pago por uso, probablemente con un básico más excedentes, tal como se hace hoy con la telefonía celular.

Se trata de un tema que ciertamente genera polémica, pero es importante lograr un equilibrio entre nuevos servicios y modernización de la red. Y ambos se necesitan mutuamente. Manejar ese equilibrio será cada vez más un rol prioritario de cualquier regulador en materia de telecomunicaciones, por más que aquí nos suene a chiste.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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