¿Vuelven las pompas de jabón?

Como consecuencia de la explosión de la burbuja puntocom 10 años atrás, muchos inversores prefirieron mantenerse alejados de las empresas tecnológicas por un tiempo, por aquello de que el que se quemó con leche ve una vaca y llora. Sin embargo, como reza el anillo de sello del pope del fútbol argentino, “todo pasa”. Así, los últimos tiempos mostraron valuaciones cada vez más optimistas de distintas empresas tecnológicas.

Básicamente, se trata de nombres emblemáticos de la Internet 2.0, con Facebook a la cabeza (valuada en más de US$ 50 mil millones), seguido de lejos por estrellas rutilantes como Twitter (US$ 4,5 mil millones), LinkedIn (US$ 3 mil millones) o más recientemente Groupon (US$ 6 mil millones), entre tantos otros.

A diferencia de la era de la fiebre puntocom, todas estas empresas no cotizan aún en bolsa, por lo que su valuación no está necesariamente avalada por el mercado. Pero este momento sí tiene en común con aquella época que sus modelos de negocio no parecen justificar sus valuaciones actuales. Ahora como entonces, parece razonable exigir planes de negocio, ingresos en el corto y mediano plazo. En otras palabras, cómo se monetizarán todos esos millones de usuarios.

Por supuesto, se dirá que en realidad las valuaciones responden a los ingresos (y ganancias) futuros esperados. Aunque aquí cabe hacerse una pregunta: hasta dónde llega el futuro cuando se habla de empresas de Internet. Porque el largo plazo en Internet significa un escenario totalmente desconocido. Pero lo que sí puede preverse es que por la propia dinámica de la red, quien hoy es rey, mañana tiene amplias probabilidades de ser súbdito, cuando no un simpático recuerdo. Ya pasó con Yahoo, AOL, y otros en la etapa 1.0. Pero más recientemente fuimos testigos de la decadencia acelerada de MySpace. Como dijo en su momento Keynes, en el largo plazo estamos todos muertos.

La moraleja es que en realidad, a la hora de hablar de valuaciones, sobre todo si de empresas tecnológicas se trata, no importa lo que diga el riguroso análisis económico sino lo que el mercado pague. Porque el precio de las cosas lo fija su valor, no su costo.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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