Adiós a Jobs

Difícil semana para Apple la que acaba de terminar. Luego de un lanzamiento del nuevo iPhone que generó mucha expectativa no satisfecha (finalmente no fue el 5 sino el 4S), llegó la noticia que no por previsible dejó de impactar: la muerte de su fundador y guía, Steve Jobs. La misma tuvo un altísimo impacto en los medios tradicionales así como en redes sociales y blogósfera. En su gran mayoría, rindiendo tributo a un hombre que quizás como ninguno fundió en una misma imagen a la suya propia, la de la empresa que fundó y sus productos.
No se puede dudar de que se trata de un prócer de la tecnología de la información. No fue un inventor ni un creador. Sí un innovador, un genio para utilizar los desarrollos existentes (como la computadora personal, el mouse, las interfaces gráficas, los reproductores de audio y los smartphones) y transformarlos en productos icónicos de la mano de un diseño único y, sobre todo, de una experiencia de usuario que enamoraba. Justamente este enamoramiento logró que su marca y sus productos tuvieran no sólo clientes, sino fanáticos. En este proceso, humilló más de una vez al resto de las industrias que afectaba, como pasó con la animación, la música y los celulares, mostrándoles, como outsider, cómo había que hacer las cosas.
A esto le sumó el valor agregado de su propio personaje, carismático y con un aura de deidad (a tal punto que originalmente el iPhone fue bautizado por sus fans como el “Jesus phone”) que explotaba en beneficio propio y de su empresa a la perfección. Y a su historia personal no le faltaron ingredientes para darle tono de epopeya. Hijo adoptivo. Abandona la universidad que con esfuerzo sus padres pretendían que concluyera. Funda su empresa en un garaje reflejando el sueño californiano. Tiene sus primeros éxitos. Lo despiden de la empresa que funda. Funda otra, Pixar, que marca un antes y un después en la animación. Vuelve a Apple cuando parecía que se extinguía. No sólo la resucita, sino que la lleva a lo más alto hasta lograr que sea la de mayor valuación bursátil del mundo. Y este último tramo lo logra mientras pelea contra el cáncer que finalmente terminaría con su vida. De haber sido una novela, sería algo trillado. Pero no fue novela sino realidad. De hecho, es difícil encontrar otro líder empresarial tan amado, siendo que tenía una personalidad públicamente reconocida como difícil y hasta tiránica y al que no se le conocen, al menos públicamente, obras filantrópicas.
Pero algunos, quizás con las emociones sensibilizadas por lo fresco de la noticia, fueron más allá, mencionando sus aportes a la humanidad, como quien cambió nuestras vidas. Aquí pareciera aconsejable tomar un poco de distancia, respirar hondo y clarificar ideas. Es difícil hablar de aportes a la humanidad de una persona que siempre tuvo como estrategia sistemas cerrados en los cuales su empresa tenía/tiene el control total del ecosistema. Pasa con las Macintosh, con el iPod, con el iPhone, con el iPad. Y salvo en el caso del iPod, sus productos no pretendieron ser para las masas sino para minorías con capacidad para pagar un plus por valor agregado que Jobs les generaba.
Como ningún otro, desarrolló productos que dieron lugar a pasiones. Y éstas, como en la política o el deporte, generan divisiones. A favor o en contra. Por esto, sólo el tiempo le dará a Jobs su rol justo en la historia. Un desafío interesante, siendo que sus creaciones se produjeron en una industria que se caracteriza por lo efímero. Pero para todos nosotros, que fuimos sus contemporáneos, sin dudas tendrá reservado un lugar destacado. Más allá del signo de los sentimientos hacia él y sus productos.
En adelante, más allá de la orfandad que sentirán sus seguidores, se vienen tiempos de desafíos profundos para Apple. Todo lo positivo que tuvo su fuerte asociación con su líder se transforma en un boomerang ahora que él no está. Apple deberá demostrar que puede funcionar sin su líder. Y los antecedentes, cuando casi desaparece luego de haber despedido a Jobs, no le juegan a favor. Habrá que ver si esta vez, con tiempo para prever la pérdida de fundador, el resultado le es más favorable.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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